13

990 120 8
                                    

DEMASIADO TARDE.

Durante el día habíamos hecho planes sin Tae y Kook, comimos sobre la arena y cuando terminamos llenos hasta reventar Yoongi quiso entrar al agua. O algo así, nos olvidamos del plan inicial cuando todo se volvió un torbellino de emociones.

Pero Tae lo llamó e hizo planes en grupo para la última noche de locura.

Y después de cuarenta minutos de espera el pequeño gruñón empezó a quejarse, así que cuando la pareja llegó no pudieron escaparse de Yoongi.

—¿Por qué tardaron tanto? —reclamó, caminando a la entrada del club nocturno.

Los chicos sonrieron, se abrazaron por la cintura con el mayor sonriendo culposo y un sonrojado Kookie simplemente besó a Taehyung y la situación se explicó sola.

—Bueno... —rió Tae rascando su nuca.

Riéndome de Yoongi y su cinismo, lo encaré en silencio con una mirada. Nos habíamos metido al mar desnudos y lo qué pasó fue digno de pintarse en una obra maestra. Una guerra con Dios dentro del agua. Quizás la otra pareja tuvo su propia guerra.

La curva de su boca se movió y respondió mi indirecta sutil. Estábamos a punto de estallar en risas y empezar una pelea infantil sobre  quién tenía  la razón, pero su amigo nos interrumpió.

—Aún estamos aquí —se burló Jungkook con una sonrisa dulce.

Entre ellos se dieron una mirada cómplice, o ternura, quién sabe.

—¿Podemos entrar ya? —dijo Tae tomando la cintura de Jungkook.

Unidos de las mano pasamos primero, la neblina confusa de música, cuerpos mezclándose y un paraíso rojo pecado que se extendía por todo el lugar.

Las luces parpadean a la par de la música. El carmesí mezclándose con las manos alzadas al bailar algo movido. Tae y Kook nos hicieron señas que iban por alcohol pero él y yo nos miramos, estando de acuerdo en silencio.

Lo apreté con mis brazos en su cintura y puse mi boca en su oreja. Susurrándole lo lindo que se veía esta noche. Calzando unos zapatos con algo de altura logrando que me pasara por apenas unos centímetros. Tenía una chaqueta de mezclilla y unos jeans negros. El cabello revuelto a propósito. Se veía como para comérselo a besos.

Y lo hice.

Dejándome llevar por la música sexy que llenaba por todos los rincones junto con la luz roja, lo besé lentamente y él se apretó más cruzando sus brazos en mí. Eso era algo que a él le gustaba hacer y yo ya me había dado cuenta. Cerré mis ojos sintiendo como un inexplicable estado de embriaguez. La vibración nos movía a su antojo. Nuestros cuerpos buscando sentir otro roce sin conseguir suficiente. Lleno de su perfume dulce y masculino. Lleno de su boca y su lengua al recorrerme en el entretiempo. Yo ya estaba duro y caliente en un lugar lleno de gente.

—Eres el mayor pervertido que he conocido jamás —me dice sonriendo con malicia y otra cosa. Una promesa para más tarde.

—Soy un pobre diablo junto al hombrecito más caliente y adorable que haya visto —levanté los brazos sin tomar la responsabilidad de mi calentura—. No me apuntes solo a mí.

Me miró sin decir nada. La luz roja le daba un toque sucio y hermoso.

Oh, lo dije.

—Eso no planeaba decirlo en voz alta —me reí mientras intentaba esconder mi vergüenza poco adulta.

Su sonrisa se hizo más grande y más burlona.

—Estamos a mano —susurró, sin poder oírlo bien, respecto a su incidente de ayer al mediodía.

Asentí y fui por él para besarlo por última vez. Cerré mis ojos juntando nuestras cabezas. Aspirando su perfume agradable y su esencia natural, una perfecta combinación. Creo que me encanta.

Olvidamos el incidente bochornoso, Yoongi me abraza rodeando sus brazos en mi cuello pero con una distancia considerable. Estoy tan caliente y ansioso de su toque que me siento atraído como un imán. Quiero acercarme más pero él pone resistencia, lo está haciendo a propósito y en su cara se delata la picardía de su intención.

—Ah, Jimin —me murmura al oído sin acercarse demasiado.

La música cambia drásticamente, es algo mucho más ánimo como si el DJ recién se diera cuenta que todos están follando en este lugar y en parte es culpa de la opción erótica.

—Eso es decepcionante —dice él, tirando de mí fuera de la pista, mientras yo hago el intento de frenar mi erección pero ya casi es demasiado tarde.

Al volver a la cabaña, estábamos ebrios como para caernos por un paso en falso. Él abrió la puerta y entramos entre pasos torpes. Mi cabeza moviéndose y el alcohol dominando mis sentidos. Yoongi caminaba tambaleándose también.

—¿Quieres ir a dormir? —pregunté acercándome y acariciando su espalda.

Asintió estirándose como un gatito, cerrando sus ojos ante un bostezo y murmurando alguna tontería. Se enrolló en mi cuello para besarme en la mejilla, riéndose y haciendo sonidos con su boca.

—Eres adorable —le dije, tomando su rostro con la punta de mis dedos.

Cogió mi mano y me llevó a la habitación, directamente a la cama y sin cambiarnos de ropa, nos cubrimos con las sábanas.

Yoongi se acomodó y yo lo abracé por detrás. Su cabello me hacía cosquillas así que lo moví, mis ojos se sentían pesados y lentamente empecé a caer en el sueño hasta que él se removió.

—Gracias por invitarme, Jiminnie —murmuró él balbuceando casi dormido.

—Gracias a ti, Yoonie.

Sonreí cerrando mis ojos dándome por vencido ante el cansancio y el sueño que me seducía casi tanto como el jovencito que sostenía entre mis brazos.


PRESENTE.


Tres días después, ya es de noche. Eché a Gana afuera y volví para ver el sobre que dejó. No quiero encender las luces, estoy rodeado de mi propio infierno después de poseer una probada del paraíso.

Vuelvo a leer por segunda vez, en la hoja se lee su nombre real y una lista de antecedentes.

—Robo en lugar no habitado —repito.

Intento imaginarme al dulce muchacho que conozco, viviendo en las calles, de la suerte y la misericordia de los extraños.

—Prostitución —agregué también, al departamento vacío y con un aspecto lúgubre de la repentina neblina que había empezado a llegar, nos persiguió desde la playa—. Mierda, no puedo hacer esto —me dije.

Observé de nuevo, este lugar sin vida y sin brillo. Ese era yo, un triste ser humano que comía de las penas ajenas. Viví y trabajé sin remordimientos ni vergüenza aún cuando pasaba a llevar la intimidad de las personas. Nunca me importó.

¿Entonces qué es esto?

Suspiro calmando mis nervios aunque no ayudara, en cualquier momento iba a estallar de tanto aguantar un fin de semana. Fingiendo ser una buena persona, una persona decente y yo no soy nada de eso.

Sólo soy un miserable que se enamoró.

La habitación se iluminó por el brillo de la pantalla del celular sonando muy ruidoso y molesto, o yo estaba de mal humor. Irritado y enojado me moví para cortar la llamada sin importarme responder. No me inmutó y me arrastré a la ducha, sacándome toda la ropa lentamente, abriendo la llave y entrando en la ducha sin hacer nada. Me quedé ahí, expiando la culpa del cuerpo porque me molestaba como si fuera una enfermedad contagiosa y me quemara como si me crecieran heridas punzantes. 







bueno, hola???
he tenido unos días donde literalmente no podía escribir nada porque nada me salía.

tengan en consideración mi advertencia que me demoro mucho tiempo en subir capítulo pero espero que alguien quiera interesarse unu

chau, besitos


bajo su piel ❀ jimsuWhere stories live. Discover now