03. -La única opción-

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Luego de un buen rato sus amigos se fueron. Agustina fue en busca de un poco de leña para calentar un poco el interior de la cabaña y calentar un poco de agua también. El joven sudaba mucho, su fiebre había aumentado, mientras mi hermana desinfectaba los utensilios utilizados para las heridas en el agua hirviendo, yo le había colocado paños húmedos en la zona de la frente del señor Wilson para que bajara un poco, cada tanto volvía a mojar los paños en el agua fría para colocarlos nuevamente en su frente. Y funcionaba, comenzaba a disminuir. Apesar de que su frente estaba repleta de pequeñas gotas de sudor sus labios comenzaban a adquirir su color rosado natural, sus mejillas estaban tornadas de color rojisas, pero se notaba que su piel era tan pálida como la nieve, su pequeña nariz era respingada, en su frente se veían pequeñas marcas de vez en cuando en la que se quejaba, ¿Quizás tenia un mal sueño?, ¿Era el dolor de sus heridas?.

Ya había pasado dos días y no despertaba, comenzaba a preocuparme, "Porque no despierta? Debería comer para que se mejore, o quizás ¿Debería golpearlo para que reaccione?" esa idea en mi cabeza retumbaba, "No, no, claro que no" sus heridas estaban en perfecto estado por suerte no se habían infectado y lo trajeron a tiempo, morirse era seguro de que eso no iba a pasar, sus latidos eran normales y su fiebre disminuía luego de media hora. 

-Julieta! -llamo mi hermana. Escuche un quejido proveniente del señor Wilson y vi que su cabeza se movio de un lado a otro, hasta descansar sobre su lado derecho dejándome a la vista su rostro blanquesino iluminado por la calidez de la luz de las velas. 

-Si? -respondí a su llamado.

-Debo ir al pueblo en busca de provisiones, deberías ir a buscar mas hojas y flores de lo que falta, en caso de que se agoten. Ah, y recuerda cambiar su vendaje.

-Si, jefa -La mire de reojo.

-No eh -me advirtió apuntando con su dedo en mi dirección. -Me voy -dando su último despido acomodo su corset color ciruela del mismo color que su capa, subió un poco más sus pechos y me miro subiendo y bajando sus cejas con piquito de pato luego se giro batiendo su cabello y salio cerrando la puerta, un risita salio de mis labios al ver lo atrevida pero divertida que podía llegar a ser.

La tarde comenzaba a caer lentamente, debía cambiar las compresas de sus heridas, quite el vendaje que tapaba la herida del hombro que llegaba hasta su clavícula, con pequeños paños húmedos bañados en jugo de sauce, limpie el corte y luego le coloqué una compresa del mismo e hice lo mismo con la otra herida pero con mucho más cuidado de no lastimarlo más de lo que ya estaba lastimado y volví a vendar.

Necesitaba ir y recoger las plantas medicinales antes de que anocheciera por completo, tome mi canasta, mi capa negra y un farol por si la noche caía rápido. Minutos después de recoger las plantas necesarias regrese a la cabaña y el joven se encontraba en el suelo de madera, quejándose.

-Que esta haciendo?! No podía moverse! -La pregunta desesperada brotó de mis labios.

-Que paso? -hizo una mueca de dolor y toco su estómago donde tenía la herida largando un alarido doloroso -En donde estoy? -hablaba entre dientes reteniendo el dolor como podía, deje la canasta, que contenía las plantas medicinales, sobre la mesa e inmediatamente lo ayude a incorporarse y sentarse sobre el camastro. Temerosa de su reacción posicione mis frías manos sobre sus hombros descubiertos rozando uno de mis brazos por detrás de su espalda, logrando que se estremesiera.

-Que crees que haces? -miro mi mano sobre su hombro y luego fijo su vista en mi.

-Debe recostarse, su herida aún no se encuentra curada. -lo ayude a recostarse, una mueca de dolor surco por sus labios -lo siento, aún no me presento, soy Julieta Abades, curo a los cazadores heridos. Y, sus amigos, lo trajeron hasta aquí para que pudiéramos ayudarlo, quizás no lo recuerde porque su cabeza recibió impacto con una roca y es normal, así que no se preocupe, un lobo lo atacó cuando cazaban en el bosque.

-Cuanto tiempo pase inconsciente? -pregunto cerrando sus ojos y tocando su cabeza.

-Dos noches. 

-Que? Dos noches?! Maldición, debo irme -intento incorporarse pero el dolor le ganaba.

-No irá a ningún lado -lo volví a acostar con un empujoncito en el hombro.

-Mi familia estará preocupada. -trato de levantarse una vez más.

-Su familia no se preocupara.

-No, en verdad debo irme.

-Su única opción es quedarse aquí al menos hasta que su herida este mejor. Debería descansar. -se recosto.

-Esta bien, esta bien. En donde está mi ropa? -pregunto al ver su abdomen desnudo.

-La rompí -me miro raro -tuve que hacerlo -sonreí apenada.

-Que...Tú que? Sabes lo costosa que eran esas prendas? -menciono indignado.

-Se estaba desangrado, cree que me importo la prenda? -mencione con obviedad -Además solo rompí la camisa, lo demás está ahí -señale la ropa sobre la mecedora de madera -mi hermana le compró una nueva prenda, no se preocupe puede vestise si quiere, pero sólo con la prenda blanca.

-Era de seda -se quejó.

Me di la vuelta ignorando su comentario y comencé a separar las diferentes hojas y flores de diferentes especies para después ponerlas en diferentes frascos de cristal y mientras lo hacía escuchaba sus quejas por su traje, hasta que de un momento para el otro se callo.

-Se durmió? ... Otra vez? -voltee a verlo, había cerrado sus ojos y sus labios estaban entre abiertos, se había puesto la camisa blanca y sin abotonar. 

Luego de varias horas la noche al fin cayó y junto a ella mi hermna quien traía su capucha cubierta de copos de nieve, que comenzaban a derretirse con la calidez que había dentro de la cabaña. 

-Ya volví -dejo su capa y la canasta -aún no despertó? -pregunto con voz agitada.

-Si, despertó y se quería ir pero se volvió a dormir. No te preocupes. -hable despreocupada encendiendo las velas para iluminar el interior de la cabaña. -No, espera, cuando despertó estaba tirado en el suelo...olvide revisar su herida -mire a mi hermana asustada, como se me había podido pasar ese gran detalle! Que torpe! ...

Una trágica historia de amor.Where stories live. Discover now