11. -Que dices?-

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-6 meses despues

-No puedo -me negué.

-Si puedes -me alentó.

-No no puedo, no lo haré. -susurre bajo.

-Es sólo una liebre.

-Sigue siendo un animal, un animal indefenso... -y sin más clavo una flecha que atravesó el cuerpo del pobre animal. Lo mire mal.

-Si no lo hacías tu lo tenía que hacer yo. Debes tener más coraje Julieta. -largue todo el aire de mis pulmones y le quite la vista de encima.
Luego de merodear un poco más por el bosque en busca de más animales para que Jhon cazara. En total mató a cinco pobres liebres que pasaban por el lugar.

-Sabes el significado de tu nombre, Julieta? -negué con la cabeza -Significa 'La que es fuerte de raíz', pero no siento que seas así. 

-Soy fuerte -afirme

-No hablo de esa furza, habló de tu conciencia. Sólo eso diré.

-Es porque no puedo matar a un animal? -pregunté montada al caballo.

-No, por todo en si.

-Es porque no pude matar a esos inocentes animales? Nose porque me hiciste un arco si no puedo cazar nada.

-Tienes buena punteria quizas te sirva en algun momento ademas sabes que debemos cazar esos animales. Seguro que con esto será suficiente para hacer trueque. Ponte tu capucha ya casi llegamos al pueblo.

Hice lo que me pidió, trate de que mi rostro no quedará descubierto la capa no llegaba a taparme todo el rostro sólo hasta el puente de la nariz.
En cuestión de minutos llegamos al pueblo estábamos un poco más alejados que el resto de las personas, pero era por una razón, a mi tia María no le gustaban las personas decía que eran odiosas y criticadoras. En fin, llegamos al pueblo, las personas invadian las calles con carretas y caballos, las madres tomaban a sus hijos de las manos para que no se perdieran entre el gentío, los hombres y mujeres que tenían puestos de pan, frutas y verduras, telas, y demás gritaban anunciando los diferentes tipos de productos que vendían, era un día no tan caluroso como cualquier otro, aunque este día el sol brillaba aún más y no habían nubes grises en el cielo.
Jhon ató las riendas de su caballo en un tronco que había especialmente para ello, o eso pensaba yo.

-Quédate aquí. No mires a nadie.

-Estare bien.

-Ya regreso. No te muevas. -me apunto con el dedo. Y sonreí asintiendo.
Mientras Jhon se alejaba caminando entre la gente, se acercaba a los puesto que usualmente aceptaban hacer trueque con él, intercambiaban frutas y verduras, harina, trigo o lo que fuese por un animal que él trajera. Y eso era muy bueno.
Pero me distraje al sentirme raramente incómoda entonces baje la mirada y tape un poco más mi rostro y espere a que Jhon volviera.
Luego de varios minutos el volvió con una bolsa de papas, una mediana de harina y dos más con manzanas y trigo.

Cargo dos bolsas en los ganchos que la montadura de mi caballo tenía y las otras dos en la suya.
Desató las riendas y se subió sin más para regresar a casa y terminar nuestro recorrido.
Mientras saliamos de las calles, pude ver a un hombre pasar por mi lado que llamo mi atención, no sabía quien era sólo parecía familiar, pude ver su cabello negro vestía un saco color negro sólo eso pude ver ya que se movia rapido entre las personas,  quizás me pareció familiar por su cabello, Thomas tenía el mismo color de cabello. Me preguntó si algún día lo volveré a ver; Pensará en mi? Porque no volvió? Habrá ocurrido algo? No lo se, sólo lo extraño, no tengo manera de expresarlo...

~~~~~~

Los días de Thomas pasaban volando Matilde seguía siendo una molestia para el, pero lo dejaba pasar y no le daba atención, en las noches fijaba su mirada en el techo frío de madera y su mente quedaba en blanco, no podía pensar en nada, no quería hacerlo, se había mudado a otro pueblo pero como era sabido Matilde lo siguió como acosadora, insistiendo una y otra vez en que se case con ella.

Esa tarde habia pasado por los puestos de comida para despejar la mente pero si vista calló en una joven montada a caballo, quizás su mente le jugó una mala pasada pensando que tal vez era Julieta, pero luego recordó, con un nudo en la garganta, que ella no podía haber sobrevivido al incendio así que simplemente siguió su camino y pasó por su lado sin más.

Luego de merodear de puesto en puesto su estado de ánimo no había mejorado en lo absoluto, como todos los dias, regreso sin nada en las manos y se dispuso a encerrarse en su cuarto tomó su cuaderno y pluma para seguir con sus dibujos, a Thomas le gustaba dibujar, grabar sus recuerdos en una hija de papel, la mayoría de ellos eran del rostro de Julieta, pero está vez dibuja a la muchacha de capa azul oscuro que iba montada en su caballo, no le tomo mucha importancia a su compañero, sólo se fijó en ella que sólo se veía la parte de sus labios y nariz que tanto le recordaban a su amada Julieta. Thomas sentía que ya no sería feliz, pues, su amor verdadero ya no estaría a su lado. Al menos quería seguir recordando su rostro, por esa razón la dibujaba frecuentemente.

-Hola mi corazón! -invadió en la habitación la voz cantarina de Matilde.

-Largo. -mando la voz grave de Thomas.

-Tomaste una decisión cariño? -Matilde se acercó y pasó sus manos sobre los hombros de Thomas acariciandolos.

-Ya sabes la respuesta. -demandó con un tono se voz molesto.

-No quería llegar a esto, pero, hay algo que quiero que veas. -Thomas la miro y quito las manos de Matilde.

-No quiero. -continuó dibujando.

-Sería una pena si tuviera que matarla, dos veces. -hizo un puchero.

-Que? -preguntó desorientado Thomas.

-A Julieta. No murió en el incendio, ella escapó con su hermana y John. -dijo con desprecio.

-Donde está ella? -Matilde sonrió sarcástica -Donde está ella?! -Thomas se paró y empujó a Matilde hasta arrinconarla en la pared, posó sus manos en sus hombros.

-Ella está bien...por ahora.

-Eres una maldita.

-Lo se, pero hago lo que sea por lo que quiero.

-Quiero verla -la soltó pero está vez la agarró del brazo para que lo guiara hasta ella, Thomas no confiaba en Matilde pero esto era un tema delicado y si no la veía con sus propios ojos el mismo se encargaría de hacer desaparecer a Matilde de este mundo.

-Ahí la tienes. -menciono Matilde. Después de un largo viaje, entre los árboles la figura de Julieta se reflejaba ante sus ojos, ella sostenía un arco y una flecha, apuntaba a un blanco en un árbol, por otra parte Jhon y Agustina estaban sentados en el césped verde comiendo frutas Jhon tenía su brazo alrededor de los hombros de Agustina mientras ella recostaba su cabeza sobre su hombro, también, había una señora mayor sentada en una silla de madera a la sombra, Julieta se veía frustrada al no poder tirar en el blanco exacto, su rostro no se veía reluciente como cuando la recordaba, ella se veía apagada, sin brillo. -En este momento, cuatro de mis hombres están apuntando al centro de sus cabezas, asique no hagas nada estúpido, porque esta vez si morirán. Hagamos un trato, tú te casas conmigo y ella vive. Que dices? ...

Una trágica historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora