04. -Señor Pressly-

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     Mientras Julieta admiraba el rostro del Señor Wilson iluminado por la cálida luz de las velas su corazón palpitante se aceleraba al imaginarse acariciar con las yemas de sus tibios dedos cada facción cubierta por su clara piel, sus cejas, nariz...y labios, al notar esos rosados labios entre-abiertos las mejillas de su pálido rostro adquirían un calor agradable y se teñian de un color rojizo al pensar en cómo sería besarlo...

Agustina, mientras tanto, con la excusa de ir a buscar provisiones insistió en ir al pueblo, no sólo al mercado, sino a ver al Señor Pressly, quien había llegado al pueblo días antes de que llegára el Señor Wilson. El señor Pressly un muchacho de cabello rubio tan hermoso como el sol y de ojos celestes como el cielo, como lo describía Agustina, alto y de buen estatus social proveniente de una familia de comerciantes, había llegado al pueblo junto con sus padres y hermana para comerciar con el pueblo de Salem. Agustina lo había conocido cuando el señor Pressly la había salvado de que un tipo ebrio se sobrepasara con ella cuando intentaba regresar a casa, desde ese día Agustina maravillada por la caballerosidad, amabilidad,maravillada por el Señor Pressly, de alguna forma, quería demostrar su gratitud, pero no sabía cómo. Desde ese día, cada vez que Agustina pasa entre los puestos del mercado, espera toparse con el Señor Pressly al menos desde lejos solo para verlo...

El señor Pressly quien vestía su perfecto y carísimo traje veía pasar a la gente de un lado a otro, esperaba poder ver una vez más a la hermosa Señorita de ojos almendras, pero para su mala suerte desde esa tarde no volvió a verla, apenado regreso a la posada donde se hospedaba, su caminar era lento y casi parecía eterno, pero no quería regresar muy pronto pues en algún momento podía toparse con la Señorita. Y así fue, en un momento de distracción de Agustina lo perdió de vista, y el Señor Pressly la pudo observar entre los puestos de fruta, al parecer ella buscaba algo o mejor dicho a alguien. El Señor Pressly convencido de que era ella se acercó, algo que la tomo por sorpresa.

-Que grata sorpresa verla por aquí Señorita. -el Señor Pressly simuló ver las frutas con una media sonrisa.

-Lo mismo digo Señor... 

-Pressly, John Pressly -extendió su mano para saludarla. Con el corazón desbocado Agustina poso su mano sobre la tibia ancha mano del Señor Pressly.

-Abades, Agustina Abades -menciono por primera vez tímida.

-Un placer -el Señor Pressly tomo delicadamente la mano de Agustina y se la llevó cerca de sus labios para depositar un tierno y delicado beso. Las mejillas de Agustina se tiñeron de un color rojizo y un pequeño calor se adueñó de su rostro. -le gustaría dar un paseo conmigo Señorita Abades? -pregunto amable el Señor Pressly, claro, si no está muy ocupada.

-No no, claro que no, adelante -sonrió y comenzó a caminar junto al hombre que desde la primera vez logró robar su corazón.

Luego de un buen rato intercambiando palabras y formando conversaciónes, compartir risas y lamentó la tarde comenzó a caer muy rápido y por desgracia Agustina debía volver antes de que anocheciera.

-Lo siento, pero, debo volver, mi hermana me espera. -menciono apenada de tener que dejarlo.

-Es una pena, por favor déjeme acompañarla, no quisiera que algo malo le suceda a una señorita tan hermosa en el camino. -extendió un poco su brazo flexionado, Agustina con gusto sostuvo el fuerte brazo del Señor Pressly y siguieron su camino. Había comenzado a nevar, la primera nevada.

-Dicen que si ves la primera nevada con la persona que le gusta esa persona se enamora de usted -se atrevió a mencionar Agustina.

Luego de mencionar eso llegaron a la cabaña donde se despidieron, pero antes de que ella se fuera el Señor Pressly la tomo de la mano y de un jalón ella ya se encontraba con su pecho pegado al de el, Agustina subió su mirada ya que el era más alto y respondió a su frase.

-Al parecer es real, porque ya lo estoy, parezco un completo idiota, pero desde el primer día no paro de pensar en usted, Señorita Abades. -Agustina hizo puntillas y tomo el rostro del Señor Pressly con su mano libre y lo acercó a sus labios para fundirse en un tibio y suave beso mientras los fríos copos de nieve comenzaban a cubrir sus cabezas.

-Espero que volvamos a vernos muy pronto Señor Pressly -Agustina se alejó de el y con un sonrisa se despidio simuló un poco su felicidad y se contuvo. Julieta por otro lado no se había percatado  de su hermana, sólo se concentraba en encender las velas para iluminar la cabaña.

-Ya volví -dejo su capa y la canasta -aún no despertó? -pregunto para calmar un poco su corazón.

-Si, despertó y se quería ir pero se volvió a dormir. No te preocupes. -hablp despreocupada encendiendo las velas para iluminar el interior de la cabaña. -No, espera, cuando despertó estaba tirado en el suelo...olvide revisar su herida -Julieta miro a su hermana asustada.

Agustina dejo de sacar la verdura de su canasta y miro con sus ojos redondos bien abiertos a Julieta y luego miro al joven quien estaba acostado con su camisa sin abonar y luego volvió a mirar a Julietq, enseguida, Julieta salio de sus pensamientos y fue hasta él, puso una de sus manos en la frente de el y la otra en la suya propia, su temperatura era elevada, estaba muy caliente.

-Trae agua fría y paños, hay que bajar la fiebre. La herida del abdomen se abrió la venda se está manchando con sangre. -inmediatamente con ayuda de Agustina le quitaron la camisa e hicieron lo mismo con la venda que rodeaba su torso haciendo presión en la compresa. Mientras Agustina sostenía la luz de vela cerca para poder ver mejor Julieta con mucho cuidado sacaba la compresa y los hilos con una pinza para nuevamente coser y unir su piel, el claramente se quejaba y trataba de quitar de encima a ambas hermanas pero Julieta logro terminar de cocer, y Agustina se encargó de enrollar la venda en su torso...







Una trágica historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora