|23| Fundamentos insuficientes

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La noche parecía más fría y azul que de costumbre, el aire que expiraba se volvía denso una vez abandonaba mi boca. Habían pasado varias horas desde que salí de la casa de Ferriz, la hora de la cena finalizó y aún no era capaz de comunicarme con mis abuelos para mencionarle que no regresaría a casa por la noche. No tenía la confianza suficiente de enfrentarlos y verlos a los ojos, cuando todavía me cuestionaba mis decisiones. ¿Qué sería lo mejor? ¿Qué lo peor? ¿Existía alguna manera de conseguir lo que quiero sin que nadie saliera herido?

Actualmente, me encontraba sentado en la parte más inferior de una corta escalinata de mármol gris, quizás ésta apenas alcanzaba a los diez escalones. Detuve la mano que no paraba de hacer círculos sobre la nieve con el pequeño palo. Así como me había escabullido en la mansión de los Pearce hace unas semanas, lo había hecho en el cementerio. Una mueca reacia se formó en mis labios, el hecho de que sabía cómo infiltrarme a lugares con seguridad se remontaba a mi adolescencia y los juegos que llevaba a cabo con mis amigos. Amigos que desde que perdí poder habían desaparecido. De todas formas, mi capacidad de trepar y saltar muros mejoró con la muerte de mis padres. El cementerio permanecía cerrado de noche. Torcí la mueca en una sonrisa.

La visita nocturna a la tumba de mis padres se había vuelto un hábito rescatista que había adquirido cuando me sentía sobrecargado de situaciones que me sobrepasaban. Espiré, mientras lanzaba lejos la rama con la que estaba dibujando. La vi caer a varios metros y perderse en la oscura noche, detrás de los arbustos decorativos que había alrededor del mausoleo. Solo brillaba una opaca luz sobre mi cabeza, el resto del lugar estaba en penumbras.

Saqué mi teléfono del bolsillo de mi campera primero, luego la tarjeta que me había entregado Matilde cuando fui a verla más temprano, por la tarde. Matilde realmente estaba preocupada con la situación, tenía miedo que al involucrarme con Winter Pearce cayera en un pozo profundo que me arrastraría a más tragedias. Pero había decidido hacerme llegar la información sobre la visita de Winter por unas palabras que la joven señorita uso. Al parecer Winter le había dicho a Matilde que ella no era tan cercana a mí como para interrumpir en asuntos que no la involucraban y que yo ni le había mencionado. La amiga de mi madre parecía perturbada con esas palabras, sin embargo, no logré negarlo. Puesto que ambos lo sabíamos, ella no era cercana a mí, su confidente fue mi madre, no yo. No había nada que cambiar o justificar de ese hecho. Y estaba en mí decidir qué haría con Winter Pearce.

Lo venía pensando, la situación con Winter, con el sujeto que se hacía llamar el Samaritano y respecto a mi familia. Tenía dudas, sospechaba que eran los Pearce quien estaban detrás de la carta y aquel audio. Sin embargo, la información que tenía respecto a ellos no coincidía con lo que él hacía. No obstante, quería hablar con Winter, ver si ella contaba con algún conocimiento sobre lo que sucedía en las sombras. Tantas cosas no cuadraban.

Desbloqueé el celular y me dirigí a la agenda de contactos, allí no había muchas personas. Solo mis más allegados habían sido agendados, y no me sentía mal por ello. Seleccioné la opción de añadir contacto y comencé a rellenar con los datos que figuraban en la tarjeta de presentación. Nunca en mi vida habría imaginado que Winter Pearce me daría su número de teléfono. Incluso cuando mis padres vivían y no habíamos sido llevados a la bancarrota, había conseguido llamar su atención. Tampoco es que me hubiera esforzado alguna vez en hacerlo, pero si sabía por boca de muchos de mis amigos que la joven Pearce era inalcanzable. La situación era tal que parecía que ella no tenía algún interés en cualquier hombre. Los rumores decían que solo se frecuentaba con un compañero de su colegio, de todas formas, él ahora está en algo con alguien más.

Miré el contacto guardado, las opciones que aparecían era enviar un mensaje o llamarla. Ambas tenían sus pros y contras, pero cierto era que estaba muy por fuera del horario de atención. No sería educado de mi parte contactarla pasada la medianoche.

Conejo blanco. [ACTIVA]Where stories live. Discover now