|02| Preludio ✔️

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«Mychael» No mencionó cuál era su apellido.

Él se movió, por un corto periodo de tiempo creí que venía hacia mí; más entendí que venía hacia el conejo una vez se detuvo allí. Comenzaba a agacharse cuando le pregunté:

― ¿Sigue vivo? ―me resultaba interesante ver como él se inmutaba cada vez que le hablaba, pareció tensarse al escuchar mi voz.

Sus ojos me observaron con cuidado, como si temieran de mi reacción. «¿Qué imagen tendría de mí?» Nunca había tratado de manera desagradable a ningún empleado, pero eso no indicaba que no se hubieran creado rumores sobre mi actitud. Razón por la cual no sabría que esperar de sus ideas y reacciones a mí. Sus ojos volvieron al conejo.

―No debería. ―avisó antes de que sus manos se acercaran con sigilo al animal, no obstante, al tocarlo este pegó una patada― Pero sigue vivo...―dijo tomándolo en sus manos, me sorprendió la delicadeza en sus movimientos.

― ¿Vas a matarlo? ―indagué, suponiendo que sería lo mejor.

―No lo sé...Tendría qué. Aunque no se le sacará mucho provecho. ―con una mano sostuvo al animal, mientras la otra fue llevada al cinturón en su cadera para, luego, agarrar un cuchillo.

El conejo en su mano lucía aún más pequeño. Rasgó la tela que lo envolvía en parte, seguro quería liberar el camino a su cuello. Acto seguido, soltó el cuchillo a un lado, dejándolo caer en la nieve al igual que con el pañuelo que envolvía el cuello del animal. Supuse que cortaría la cabeza con aquella faca, por lo que me sorprendió que lo soltara. «¿Lo dejará vivir?» Más unos segundos después, con la mano libre tomó la cabeza del conejo, esté sacudió sus patas. Sin embargo, con movimientos veloces y precisos, torció su cuello y no hubo más reacción.

Tragué en seco. Había sucedido muy rápido.

―Já. ―exhalé sin querer, llamando su atención.

Sentí su mirada posarse en mí, no obstante, no podía correr los ojos del cadáver. «Casi olvidaba que la vida es algo tan... frágil.»

―Oh... Disculpa, no fui consciente. ―habló rápido, escondiendo el cuerpo detrás del suyo, fue ahí que reaccioné.

―Está bien. ―negué levemente― ¿A qué te referías con que no podría sacársele mucho provecho? ―redirigí el tema de la conversación.

Nuestros ojos conectaron, los suyos parecían dudar de que estuviera siendo sincera, pero su consideración fue grande y lo ignoró.

―Lo único remunerable sería el pelaje. ―fruncí el ceño involuntariamente ante su escaza explicación, entonces agregó― Se desangró demasiado durante mucho tiempo, además fue expuesto a un estrés prolongado, por lo que los músculos deben de estar tensos. La carne no será tierna, nadie querrá comerla ni comprarla.

― ¿Quieres venderlo? ―cuestioné incrédula.

―Sería un desperdició dejarlo así, cuando puedo obtener algo de dinero por él. ―su respuesta fue redundante y segura.

― ¿No es el salario de guardia suficiente? ―pregunté.

Tenía entendido que el pago por trabajar―arriesgando la vida de uno―para proteger a mi familia era lo suficientemente bueno como para tener una jubilación tranquila.

― ¿Guardia? ―refutó, su semblante se contrajo por unos segundos como si realmente no comprendiera, pero concluyó diciendo― Ah, sí... Pero nunca está demás juntar dinero. Y no hay beneficio en simplemente tirar el cadáver.

Lo observé extrañada, no negó ser parte del equipo de seguridad, pero no me terminaba de convencer su respuesta.

―Win... señorita, no quiero ser maleducado, pero ¿no sería mejor que se refugiara en algún lugar cálido en una hora como esta? ―sus ojos azules brillaron en la noche cuando la luna los iluminó, su mirada inquisidora parecía atravesarme el alma por completo, como si yo fuese un libro abierto.

Conejo blanco. [ACTIVA]Where stories live. Discover now