Capítulo 31. | El causante del problema.

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Temothée Hammer

Muchos dicen que el morbo en la mente de un hombre, es constante, que siempre está despierto ese deseo y necesidad de ver, sentir, oler o interactuar de alguna manera, con lo que socialmente se cataloga como prohibido o proscrito.

Yo, Temothée Hammer, soy consciente de que esas teorías, son de algún modo ciertas.

¿Cómo lo confirmo? Fácil.

Julián y yo estando en la terraza teníamos todo a colaboración para poder follar sin que nadie nos viera, pero en lugar de eso, preferimos mudarnos para hacer el amor, en un lugar más propenso a que nos encuentren.

—¡Me excita que gimas mi nombre, niño! —aumentando las embestidas a un nivel salvaje, Julián musita esas últimas palabras a mi oreja.

El eco de nuestros cuerpos chocando se pueden escuchar claramente fuera del salón de biología, a un pasillo de la cafetería de la universidad.

—Ju... Julián —gimo su nombre y muerdo mi labio. Su respiración caliente y agitada la siento muy cerca de mi cuello —dame más, quiero sentirte todo.

Escucho sus masculinos gemidos, sus jadeos y gruñidos mientras me toma de la cadera para darle más impulso a sus increíbles movimientos.

No puedo pensar en más nada que Julián entrando y saliendo de mí, desbordándome de placer.

—Eres mi niño travieso y pervertido, Timmy —articula y me nalguea con posesividad.

Siento una corriente recorrer mi cuerpo junto con pequeños espasmos, indicando que estoy por venirme.

— ¡Joder! —Julián gime con más fuerza —eres tan sexi —dice luego de sacar su miembro de mí, y retirar el preservativo lleno de su líquido.

—¿Hay alguien aquí? —una voz femenina pregunta y toca la puerta del salón que Julián trancó con seguro y una silla inclinada.

—No... —el pánico que me entra porque nos vieran desnudos a los dos, me lleva a contestar por inercia, pero Julián ahoga mis palabras con su mano sobre mi boca.

—¿Estás loco? —susurra Julián, conteniendo la risa al ver lo cagado que estoy ahora.

—¿Hola? —insiste la persona fuera del salón.

Al parecer, no me escuchó.

Unos minutos pasan mientras Julián y yo nos vestimos de nuevo y la chica que llama a la puerta se desaparece.

—¿Cómo estuvo tu mañana en el trabajo? —indaga Julián, mientras caminamos a la cafetería en busca de nuestros amigos.

—Estuvo movido el día en WindWood, con muchas ventas —respondo —pero me la pasé preocupado pensado en que mi mamá está en casa.

—¿Qué hay con eso? ¿No estás satisfecho con ella ahí?

—Llegó sin avisar, estábamos desnudos y justo ayer follamos en mi habitación —digo todo eso esperando que sea obvio para él pero, se encoje de hombros sin entender — ¿Y si encuentra un condón por ahí en mi cuarto? Con ella ahí no pude limpiar nada.

JULIÁN © (Boys #1)  [ COMPLETA ] ✓Where stories live. Discover now