Capítulo 15. | Incógnitas.

35.4K 3.4K 444
                                    

Temothée Hammer

Todo mi hermoso cuerpo estaba adolorido y cansado. Me había esforzado mucho con Julián en finalizar el trabajo en recepción. Duramos tres días en terminar, ayer fue el último día y nos quedamos hasta casi las nueve de la noche para dejar todo en orden.

Tenía mucho sueño todavía por haberme dormido tarde y despertar demasiado temprano. Anoche estaba muy cansado y quería dormir, pero no podía conciliar el sueño.

—¡Buen día, joven! —una señora se dirigió a mi con cariño.

Me preguntó dónde podía conseguir un producto para el cabello que estaba buscando y con toda la flojera del mundo —aunque disimulándola— la guié hasta el pasillo donde se encontraba el tipo de cosas que buscaba.

Recibiendo un sincero "gracias" seguido de una sonrisa carismática, le asentí a la doña dejándola y devolviéndome a terminar de ordenar algunas cosas.

Podría jurar que mis ojeras cubrían toda mi cara, sentía los ojos algo pesados y del sueño me ardía la vista.

—¡Buenos di... ¡Oh!... —Andrés intentó saludarme pero al ver mi cara de pocos amigos hizo una pausa —...tal vez ¿No sea tan bueno el día?

Habló dudando de sus palabras.

Intenté sonreír pero me salió una mueca de cansancio.

—No tanto —por fin hablé.

—¿Fuiste a una fiesta o algo? —preguntó con algo de gracia, como si recordara que él pasó en algún momento por algo similar.

—No, nada de eso, Andrés —negué varias veces con la cabeza. No quería que pensara que soy un irresponsable, porque tampoco es que fue así —estuve haciendo un tipo de "labor social" en el edificio donde vivo y duré hasta tarde.

Aunque era la verdad, eso no sonaba muy creíble.

Andrés rió por lo bajo y habló, —Puedes confiar en mí si lo necesitas en algún momento —habló con seriedad, pero transmitiendo tranquilidad y seguridad —una de las cosas por las que no anunciamos que somos los dueños de la empresa, es porque no nos gusta que no vean como jefes y nos traten como si tuviesen que pulir antes el suelo por el que caminaremos, o como si tuviesen que temer para decirnos cualquier cosa. Que seamos dueños de la empresa no nos hace diferente a los empleados. También salgo de fiestas, también tengo problemas en mi casa, también tengo días en los que no tengo ganas de hablar y así muchas cosas.

Entendí a lo que se refería, aunque no había hecho lo que él pensaba, asentí de manera aprobatoria.

—Gracias por la confianza —me limité a decir eso último y esbozar una sonrisa de lado.

—Bueno ¿Tú tienes clases ahorita cierto? —su pregunta fue como una alarma, había olvidado por completo que tenía que ir a la uni.

—Joder... sí —masajeé mi entrecejo y apreté los ojos.

—Te llevo, también tengo que ir a estudiar —se ofreció.

Perfecto, me estaba acostumbrando a no salir en mi auto, así que no tenía como llegar rápido.

—Oh, gracias Andrés ¿Dónde estudias? —le pregunté con algo de intriga.

—En Holuwm, a unos minutos de donde tú estudias —respondió.

—¿Sabes dónde estudio? —pregunté algo sorprendido.

—Sí, escuché cuando lo dijiste en la entrevista de trabajo con... mi mamá —dijo lo último en un susurro para que nadie escuchara y continuó —yo estaba ahí, solo que no me viste porque una media pared tapa su oficina de la mía.

Tampoco sabía que Andrés tenía oficina.

—Ah, entiendo —sonaba creíble, aunque fue extraño que él recordara un detalle tan equis como ese.

—Bueno, vámonos o sé hará más tarde.

—Bien —asentí.

Busqué rápido mi bolso y seguido fui hasta donde estaba aparcado el auto de Andrés. Él estaba sentado en el capó, esperándome.

Se subió al auto y repetí la acción sentándome en el asiento del copiloto. Antes de que se formara un silencio incómodo o que yo terminara dormido por el cansancio, decidí hacer preguntas sobre temas triviales y así pasamos el corto rato hablando hasta llegar a la uni.

[...]

—Mil gracias por haberme traído, Andrés, se me iba a hacer tarde si venía en bus —agradecí una y otra vez antes de bajarme.

—Tranquilo, no fue nada —sonrió —Temothée, esto... —parecía dudar y tratar de buscar las palabras correctas —nada, olvídalo.

Seguro no era nada importante y como tenía mucho sueño, no lo forcé a hablar.

—Okey —respondí incrédulo y le sonreí para despedirme y adentrarme a la uni.

Caminé hacia la entrada y antes de llegar noté que había alguien en especial, estaba de espalda hacia mí revisando su teléfono.

Era Julián. Tenía una camiseta negra que hacía marcar su ancha y masculina espalda y unos jeans oscuros que no le quedaban tan ajustados pero se le veían súper bien. Calzaba unos deportivos blancos y al acercarme más, noté que no traía con él su mochila.

—¡Hola, tú! —saludé colocándome frente a él, apartó la vista de su teléfono y me analizó lentamente.

Su cara también se veía algo cansada, tenía ojeras y un aura sombría, como si no tuviese ganas de hacer nada.

—¡Hola, niño! —saludó con simpleza.

—¿Y tú mochila? —Tenía que preguntarlo.

—La dejé.

—¿Y cómo harás con las clases si se te quedó tú mochila con tus cosas?

Se encogió de hombros restándole importancia.

—¿Tienes pensado ha...

Antes de que Julián terminara la pregunta, una voz masculina llamándome, interrumpió.

—¡Temothée! —una voz alta y masculina me llamó, volteé a verlo y era Andrés que caminaba con prisa hacia mí.

Dejó escapar un jadeo y se reincorporó en seguida.

—Lo siento, tuve que correr para alcanzarte antes de que entraras —noté como la expresión de su cara cambió de un momento a otro y volvió a hablar —Julián.

Pronunció su nombre mientras lo veía fijamente.

¿Lo conoce?

Giré mi rostro para evaluar a Julián y este se encontraba con una cara de poco asombro e interés.

—Andrés —dijo su nombre en forma de saludo.

Sí se conocen

—¿Estudias aquí? —inquirió intentando no mostrar mucho interés.

—No, solo pasaba a preguntar si venden zapatos con alas —respondió con su común tono cortante y sarcástico.

Andrés sin molestarse o darle importancia a eso, continuó, —No cambias —soltó una risita falsa —¿Cómo está tú padre?

Julián frunció su ceño y se pudo notar como se contrajeron sus músculos, su mirada se volvió sombría y penetrante hacia Andrés.

—No sé nada de él —su semblante era serio —ni tampoco quiero saber.

¿Por qué Julián se puso de esa manera cuando Andrés le preguntó por su padre?

¿Y por qué Julián hablaba sobre su padre como si no le interesara lo más mínimo su existencia?

_________________________

Nota de autor

Capítulo corto, lo sé, nos leemos en el siguiente capítulo ❤️

INSTAGRAM: @LuissBurgos

Luis Burgos

JULIÁN © (Boys #1)  [ COMPLETA ] ✓Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt