Capítulo 34. | Pobre de tus piernas.

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Temothée Hammer

Los días estaban pasando muy rápido, diciembre ya había comenzado y faltaban menos días para el cumpleaños de mi mamá. La he pasado increíble con ella y Julián.

Al principio me aterraba la idea de tenerlos juntos, pero resultó ser algo mágico. Ver a las dos personas que tanto amo compartiendo y sonriendo juntos, eso es felicidad para mí.

—¿Crees que les gusten las Gyosas a mi suegra? —inquiere Julián, sintiéndose orgulloso al decir suegra.

Casi me babeo viendo su hermosa sonrisa, perdida en una perfecta mezcla de inocencia y maldad.

—Seguro que sí —respondo —es fan de la comida china.

Julián y yo salimos a comprar algo para cenar. Por supuesto que pudimos haber pedido un delivery, pero aprovechamos la oportunidad para estar solos y manosearnos un rato.

—Me da también una ración de gyosas, por favor —Julián le pide amablemente a la chica que nos toma el pedido.

Tan gruñón y grosero que solía ser cuando lo conocí, ni un buenos días decía, ahora hasta por favor le dice a la chica. Sonrío inconscientemente y niego con la cabeza.

— ¿Pasa algo? —Julián acerca su mano discreto hacia la mía, y la acaricia con suavidad.

Volteo a verificar que nadie nos haya visto, pero un grupito de chicos que comía en una mesa, nos observa con atención y ríen.

Los ignoré y respondí.

—Nada, solo estaba pensando.

— ¿Pensando en mí? Porque te estás babeando un poco —finge limpiarme la mejilla.

—Eres un pendejo —bufé entre risas.

—Si soy —ríe —acompáñame a pagar mientras sacan la comida —me pide.

—Adelántate tú, yo primero iré al baño, este frío me tiene mal, no debí bañarme antes de salir —bromeé.

Julián ríe y asiente mientras se dirige a cancelar la cuenta. Busco el baño con la mirada y me pongo en marcha cuando lo encuentro. A pesar de que el frío siempre ha sido mi temperatura favorita, desde que comenzó la temporada decembrina no he parado de quejarme por el potente frío que ataca mi débil cuerpo.

Entré a la cabina para orinar, pero me asomé y noté que alguien tuvo algún accidente y dejó la licuadora llena de chocolate, así que no me quedó de otra que usar el urinario, cosa que no me gusta hacer porque prefiero tener privacidad para orinar tranquilo dentro de la cabina.

— ¡Por fin! —jadeo de placer, cuando comienzo a orinar. Tenía rato aguantando.

Se escucha la puerta abrirse y visualizo entrar a un sujeto alto de cabello castaño. Camina y se detiene a orinar en el urinario junto a mí.

— ¿Eres el marica que se estaba agarrando de mano con el otro tipo afuera, cierto? —tardé unos largos segundos en darme cuenta que era conmigo con quién hablaba.

No logro articular nada, solo termino de abrochar mi pantalón.

—Claro que sí, eres tú —continúa — ¿Sabes? Eso no me gusta. Odio ver a dos tipos agarrados de la mano mientras estoy tranquilo con mis amigos bebiendo, comiendo y disfrutando. Son desagradables las personas como tú.

—Creo que tengo Alzheimer, porque no recuerdo haberte preguntado —fue lo único que dije, de manera cortante.

Algo se me había contagiado de Julián.

JULIÁN © (Boys #1)  [ COMPLETA ] ✓Where stories live. Discover now