Treinta y dos

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Maratón
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La historia del vuelo de Fred y George a la libertad fue repetida tan a menudo durante los día siguientes.

Frecuentemente se escuchaba por los pasillos a los estudiantes decir:

«Te aseguro que hay días en que me montaría en mi escoba y me largaría de aquí».

«Otra lección cómo está y podría simplemente hacer lo que los Weasley».

—Creo que ya no soportaría otro día más a Umbridge —dijo Theo sentado junto a Madelyn en la sala común—. Ya se acercan los TIMOs y estaremos un día antes como locos sin dormir.

—Es que un día antes no se dormirá, Theo, tendremos que repasar muchas cosas —dijo Madelyn—. La sala común será todo un caos.

—Ya quiero que todo termine —murmuro Theo recostando su cabeza en el hombro de Madelyn—. Solo quiero irme a casa y dormir todo el día.

—Si te vas no me verás hasta que comiencen de nuevo las clases. —comentó Madelyn mirándolo divertida.

—Es no es cierto, amore mio —murmuro Theo sonriendo—. Te visitaré todos los días hasta que te canses de mi.

—No me cansaría de ti, Theo. —dijo Madelyn dejando un beso en sus labios.

—Puaj, me dan asco —dijo Draco detrás de ellos—. No se besen frente a los niños, por favor.

—Como si tu no te besaras con Astoria en los baños de prefectos. —contraatacó Theodore burlón.

—Eso no lo sabía, huroncito. —dijo Madelyn alzando sus cejas divertida.

—¡Cállate, Nott! —replicó Draco, sentándose con ellos—. Y no me digas hurón, con solo el mero recuerdo me dan nauseas.

—¿Como?, si te veías tan tierno en forma de hurón. —dijo Madelyn mirándolo divertida.

—Eso no es cierto. —murmuro Draco frunciendo el ceño.

Estuvieron unos cuantos minutos más riendo y burlándose de Draco por su forma de hurón en cuarto año.

Draco quedó en silencio viendo fijamente a Madelyn.

—¿Estas bien?. —le pregunto Draco a Madelyn de repente.

—Lo estoy, ¿porque lo dices?. —respondió ella confundida.

—Es que tus ojos... —murmuro Draco—. Tus ojos están de nuevo rojos.

—¿Que...?. —Madelyn sintió marearse, tocó su cabeza con ambas manos y segundos después se desvaneció.

Abrió nuevamente sus ojos, pero ya no estaba en la sala común. Ahora estaba en un lugar totalmente oscuro.

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