CAPITULO 11: Derrumbe

315K 12.7K 1.9K
                                    


(Tyler)

Estaba sentado arriba de una mesa en la cafetería. Pero no en cualquiera. Era mi mesa. Donde me había sentado desde que había entrado a la secundaria, haciéndola nuestra con Steve y los chicos. Donde nos habíamos conocido en clases, compartiendo nuestros comentarios con respecto al rugby, y luego de ya semanas era oficialmente la mesa del equipo.

Y todo eso... ya no formaba parte más en mi vida. Además, que no podía sacar de mi mente a Kyle Reyes. Este estaba hospitalizado por mi culpa. Y no sabía qué hacer, qué pensar. Sentía una desesperación enorme por lo que me aguardaba. Ya no tenía sueños ni metas que cumplir.

Lo único que tenía era a Haley Dickens. Que ya luego de contarle en resumen lo que tuve que pasar me pidió que la dejara sola. ¿Quién no? Necesitaba procesar todo lo que estaba sucediendo, pero en cambio yo necesitaba a alguien con quien estar y compartir.

Pensé en irme a ver a alguien, o pasarme el día con James y Mark, o con Steve. Pero me quedé ahí, arriba de la mesa donde tantas veces había estado gritando como un loco, bailando y haciendo guerra de comida con todos.

¿Por qué? Porque quería recordar, quería que mi imaginación fluyera y sintiera como si estuviera reviviendo esos momentos que ahora, y ya para siempre, no iban a ser posibles.

Sí, sonaba duro. Aunque también podía tener alguna posibilidad de que Haley me ayudase a que todo volviera a la normalidad, pero había que ser realista. Lo más probable es que no sucediera. Ya que... ¿Cómo iba a ayudarme?

(Haley)

«¿Por qué a mí?», me preguntaba una y otra vez. Ya llevaba un buen rato mirando las nubes, en cómo iban moviéndose poco a poco. Estaba pensando todo lo que estaba ocurriendo, y entre todas las preguntas sin respuesta que venían a mi cabeza la que más me intrigaba era «¿Por qué yo?» de entre los millones de personas que viven en la Tierra. ¿Por qué justamente yo tenía que tener a Tyler Ross conmigo?

Podía responder eso de que desde hace un año que estoy enamorada de él, y por supuesto el destino nos puso juntos, porque somos almas gemelas. Pero este no era el caso, y por supuesto esa alternativa estaba tachada por lo absurda que sonaba. Aunque algo teníamos que tener en común para que esto hubiera sucedido, pero no sabía qué podía ser. Y menos qué hacer ahora al respecto, con todo esto.

Cuando escuché el timbre que daba el cambio de clases, me levanté del césped y me encaminé hacia el edificio para ir a clases; no quería llegar tarde. Al entrar a la cafetería este estaba dándome la espalda, sentado en la mesa donde siempre se encontraba. Se me rompió el corazón al verlo ahí...

—Voy a clases. ¿Quieres venir? —le pregunté, y mi voz retumbo en la cafetería desierta y este se dio la vuelta para contestar.

«Que diga no, que diga no», decía yo en mi interior. No quería que me acompañara, solo se lo había preguntado para no ser grosera y no dejarlo aún más solo de lo que ya estaba. Pero muy dentro de mí prefería, ahora mismo, que no viniera, ya que me pondría muy nerviosa. «Por favor», rogué antes de que abriera la boca.

—Encantado —formó una sonrisa que desde que lo había empezado a ver hacía bastante seguido.

«Perfecto», ironicé dentro de mí. Lo que más quería en ese momento era golpearme en la pared, arrepentida de lo tan amable que había sido, habiendo tenido la oportunidad de escabullirme e irme a clases sola.

Esperé que este viniera hasta mí, cuando ya estaba acercándose bajé la cabeza y comencé a caminar hacia el aula, estando muy nerviosa. ¿Quién no? Era el mismísimo Tyler Ross caminando conmigo. Era mi príncipe azul, era ese chico que tantas veces soñaba. Y ahora estaba junto a mí. Y por supuesto ni me atrevía a mirarle la cara.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora