CAPITULO 12 : ¿Amiga?

315K 10.5K 1.9K
                                    

(Haley)

Luego de lo que había sucedido en la cafetería, no volví a ver a Tyler en el resto del día. Habíamos quedado en que fuera a mi casa, que era mejor que estuviera ahí. Pues si seguía merodeando por el instituto, viendo a sus hermanos y a todos sus amigos, iba a colapsarse.

Yo quería ir con él, hasta se lo ofrecí, pero este no me dejó, diciendo que estaba perfectamente. Por supuesto yo no le creí, para nada. Ahora estaba caminando hacia la parada del autobús a paso rápido para poder llegar a casa. Me ponía nerviosa todo este asunto. Necesitaba verlo, necesitaba hablar con él.

—¡Haley! —escuché gritar a alguien atrás de mí.

«No puede ser», me dije enfurecida conmigo misma, me había olvidado de Simon. Y por supuesto tuve que parar de caminar para voltearme hacia él, que venía corriendo.

Yo intenté mostrarme lo más natural posible.

—Hola, quarterback —le saludé sonriendo. Este, al ya estar enfrente de mí, también lo hizo, pero con una mueca de pregunta pegada en su rostro, ya que no era normal que no pasáramos el día juntos. Estupendo.

—¿Dónde has estado todo el día? —Simon Adams, sin rodeos, siempre al grano.

—En la biblioteca, ya sabes, tuve que saltarme el almuerzo para terminar un ensayo —mentí, poniendo una cara de sufrimiento, que siempre usaba cuando me pasaba horas estudiando.

Este se mostró de acuerdo, poniéndose a mi lado, yo aguantaba la respiración como una niña que miente por primera vez en su vida, esperando ser atrapada.

—¿Y de qué se trataba el ensayo? —preguntó; yo pensé que lo hacía para atraparme, pero al ver su rostro pude notar que solo preguntaba porque sí.

No sabía qué decir. Mi mente se quedó en blanco. Ya que por supuesto no era muy buena con todo esto de improvisar. Necesitaba tiempo para idear algo para mentirle.

—Eh... Simon me duele tanto la cabeza que ni me acuerdo —solté, luego me arrepentí y quise abrir la boca para decir algo con más sentido, pero este soltó una carcajada mirándome sin sospechar nada.

—Eres un desastre, Haley —se burló. Algo que decía a menudo.

Pude haberme ofendido como siempre lo hacía, pero estaba tan feliz por dentro de que este no notara mi pequeña mentira que no me importó nada.

—¿Tu mamá no te prestó el auto? —quería cambiar el tema rápido, para así no tener que seguir mintiendo.

—No, lo necesitaba para llevar al enano al dentista. Así que te acompañaré hasta el trabajo.

¿Trabajo? Mi mente se quedó en blanco, me quedé quieta, estática. Escuché a kilómetros de distancia nuevamente la risa de Simon, por lo despistada que había sido. Genial. Yo ya iba corriendo al departamento para ir con Tyler, y justo hoy era miércoles, día en que trabajaba en ese estúpido local de comida rápida.

Tyler Ross iba a tener que esperar. Y se me partía el corazón solo con pensar en él, solo en el departamento, aburrido. Por lo que se me ocurrió una idea. Saqué de la mochila mi celular, que era un ladrillo, pero tenía teclas y pantalla diminuta.

—Vamos, Haley, que te va a dejar el autobús —yo me percaté de que este ya estaba al frente de mí con las puertas abiertas, y Simon ya dentro, mirándome, para que subiera o el conductor iba a dejarme.

Entré y me senté junto a Simon, mientras ponía toda mi atención en marcar los números, llamando a casa. Como suponía, nadie contestaba, mamá estaba en la peluquería y Tyler, bueno... no podía hacerlo. Por lo que me saltó el buzón, y no dudé en dejar un mensaje.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleWhere stories live. Discover now