CAPITULO 35: La verdad duele

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(Tyler )

Fui caminando, ya que al no sentir cansancio no era para nada pesado, y así me ayudaba a despejar mis pensamientos mientras observaba a las personas a mí alrededor. Tenía que admitir que desde el accidente veía las cosas más claras, en el sentido de que tomaba en cuenta a cada persona que se cruzaba en mi camino. No tenía nada mejor que hacer.

Y hasta me sorprendía al acertar en las suposiciones que sacaba con solo ver su ánimo al caminar. En medio de mi análisis psicológico había un niño que se tapaba los oídos para no escuchar a su madre pelear con su padre. Entonces me di cuenta de que el mundo no era injusto solo conmigo. Y nada se podía hacer para evitarlo.

Intenté golpear una piedra, pero fue inútil. Antes de soltar una maldición, un grupo de chicos salieron de un bar que estaba a mi derecha, y pude notar que se trataba del equipo.

—Hoy vamos a Navy Pier. ¿Qué dicen? ¿Se apuntan? —preguntó uno de ellos mientras tecleaba en su celular.

—Steve, ¿qué hace el grupo de tu novia? ¿Van a ir? —soltó otro, a lo que fruncí el ceño, porque al parecer estos ya habían aceptado que ahora era la novia de Steve y no la mía.

—No lo sé, no he hablado con ella —gruñó de mal humor.

—¿Problemas en el paraíso? —le molestó el que ayer salió volando cuando mis hermanos lo encararon por April en la fiesta.

Steve siempre había sido el chico del que todos bromeaban, puesto que siempre era el comprensivo del grupo, el que lo organizaba todo y en el que todos confiaban. Pero ahora, desde que había muerto, noté que cada vez era más parecido a mí, por lo que fue fácil deducir qué iba a hacer ante tal burla.

—Cierras el pico o ni en el paraíso te podrás esconder si abro la boca. ¿Estamos?

Este desvió la mirada, dejando a la mayor parte del equipo extrañados. Yo ni le tomé atención. Era algo típico que Steve y yo teníamos, puesto que sabíamos los secretos de cada uno de ellos.

—Volviendo al tema, quiero darme el lote con una chica en Navy Pier —comentó otro.

—Y que Simon le diga a Haley Dickens que venga, esa chica esta buenísima.

¿Antes April y ahora Haley? Si llegaba de alguna forma a volver a la vida iba a romperle la cara a ese pedazo de cretino que tenía al frente.

—¿La cuatro ojos? ¿Se volvieron locos?

—Era la cuatro ojos —remarcó uno—. Con esos dos que tiene ahora si loco tengo que ser para ligármela, pues llámenme así.

Un coro de risas lo siguió, muchos opinaban igual. Sentí cómo la sangre me hervía, y tenía unas ganas enormes de hacerlos callar.

—Mejor cierren la boca que Adams va a noquearnos a todos —afirmó otro.

Eché un vistazo a Simon, y reparé su presencia con mi equipo, lo que hizo que me enfureciera el triple, puesto que la escena del beso de la fiesta de ayer aún seguía en mi cabeza.

—Ni de coña. ¿Para que traiga a Marie Acuña?

El nombre de esa chica hizo que todos cambiaran su sonrisa a una mueca desagradable.

—Cierto.

—Esa chica me desespera.

—Es igual que mi padre.

—Me saca de mis casillas.

—Qué humos que tiene.

—Insoportable.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleWhere stories live. Discover now