𝟷𝟽. 𝙵𝚛í𝚘

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—¿Qué hace usted aquí? —inquirió, pretendiendo sonar fuerte, aunque su voz en realidad brotó débil.

—Oh, ¿volvemos a las formalidades?

—¿Qué quieres? —Se rectificó ella, nerviosa después de ver cómo Samuel se sentaba a su lado, como si se tratase de un amigo de confianza, y se aproximaba a ella para que su conversación tuviera un poco de intimidad.

—Aquella tarde te marchaste con tanta prisa que no tuve tiempo de invitarte otro café. Creo que nuestra primera cita marchó bastante bien, ¿no lo crees? Definitivamente era necesaria una segunda.

Nona no podía dejar de mirar el ascensor, temiendo que Hagler llegara en cualquier momento y encontrara a ese hombre ahí.

—¿Quieres decir que has venido para hablar conmigo? —Samuel asintió, sonriendo—. ¿Cómo supiste que me encontraba aquí?

—Eso no importa, Nona. Lo importante es que aquí me tienes, y con grandes deseos de continuar con nuestra entrevista.

La abogada abrió los ojos, atónita. ¿Cómo diablos sabía su verdadero nombre?

—No me interesa continuar con eso —respondió apartando la vista de sus ojos para observar a las personas a su alrededor.

De pronto la recepcionista que antes la tratara de modo tan despectivo parecía una súper heroína a sus ojos, y como tal, esperaba que la salvara de aquel psicópata. Y lo hacía, con su sola presencia chismosa que no paraba de mirarlos con insistencia, se convertía en su salvadora. Con ella presente en la susurrante conversación Nona estaba segura de que aquel tipo no se atrevería a hacerle daño.

—Sin embargo —prosiguió él—. Sé que continuarás, Nona. Después de todo, la curiosidad suele ser mucho más poderosa que la propia voluntad y sé bien que querrás enterarte de todo lo que respecta a Holly y mi relación con ella, ¿no es así?


La abogada lo escuchaba con suma atención. Tenía razón, la curiosidad era demasiado fuerte en ella, aunque no sabía con certeza si el miedo que ese hombre le provocaba sería lo suficientemente débil como para dejarse llevar por la simple curiosidad.

Sin embargo, resolvió por asentir de modo pausado, deseando desesperada que Samuel se largara de ahí antes de que Brent volviera, aunque también anhelaba que lo hiciera pronto. Quería verlo de nuevo.

Samuel pareció notar su intranquilidad y, frunciendo el ceño miró hacia el elevador al percatarse de que la abogada no dejaba de observarlo.

—¿Acaso esperas a alguien?

—¡Claro que no! —exclamó ella, provocando que todos se pararan a mirarla.

—Entonces, permite que te lleve a tu casa.

—No quiero parecer grosera, pero dudo mucho que esa sea una buena idea.

—¿Por qué? ¿Porque sabes mi secreto? —Nona pasó saliva, desesperada—. ¿Realmente estás segura de que lo descubriste?

—¿De qué hablas?

Samuel sonrió, era esa misma sonrisa demencial que de nuevo le erizó los vellos del cuerpo.

—Suponía que la curiosidad era poderosa en ti, y ahora veo que no me he equivocado.

—¿Quieres decir que tienes un secreto peor que...? —La mujer no quiso terminar la oración. Ni siquiera deseaba recordar que estaba hablando con un asesino, un monstruo cruel que se había atrevido a arrebatar la vida de docenas de personas. Necesitaba hacerlo o de lo contrario saldría huyendo y gritando como una demente debido al pavor que este le provocaba.

Holly - Diario de una mujer caníbal [Completa]Where stories live. Discover now