𝟺. É𝙻

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Una poderosa vorágine lo azoró por completo.

La terrible sensación de un conocimiento a medias, de haber caído ciego en las garras de Holly lo ponía de cabeza, sin tener una mínima oportunidad de reposo. Trastabillando, salió de la celda no sin antes arrojar a la desaliñada mujer en el cuchitril asqueroso.


Vagó por unos momentos, atravesando la calle hasta el Primrose Ave, cerca de un pequeño estacionamiento de lado contiguo a una pizzería que parecía más abandonada que un cementerio, rebuscando con la mirada el lugar en el que había dejado el auto aparcado.

No lo hallaba.


Por un instante se sintió un desgraciado, a merced de Holly, cubierto hasta el cuello en su estúpido juego del gato y el ratón.

Decidió ir a casa a pie, pensar un poco las cosas, despejarse y tratar de poner una solución a todo ese asunto, recomponer el rompecabezas que se le había desbaratado a mitad del juego. De alguna manera no era posible que hubiera una víctima con vida. Todos los rastros que Holly había dejado ya habían sido sacados a la luz, no había forma en la que su equipo de investigación hubiera cometido errores, no había posibilidad de cabos sueltos.


Sin lugar a duda, aquella artimaña solo hablaba de los desesperados intentos de Holly por recobrar su libertad, con toda seguridad se encontraría muerta de furia y terror al saber lo que le esperaría en la prisión del condado, como para basar todas sus esperanzas en un cuento de brujas.

Pero ¿qué había de la nota cuya letra era distinta a la de la maldita asesina, Saemann? Él mismo lo había constatado con el diario. ¿Qué sucedería si fuera cierto?



Es difícil descuartizar a un humano, pero nada es imposible para una mujer con artimañas

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Es difícil descuartizar a un humano, pero nada es imposible para una mujer con artimañas. Lo primero es hacer unos cuantos cortes de buena profundidad en cada coyuntura del cuerpo, hasta que el humano parece un títere a mi merced, de fácil y grácil movimiento. Cuando hago dichos cortes en la contraparte del codo, en las muñecas y en las axilas, incluso un poco en el cuello y levanto el cuerpo, es entonces posible ver a la persona danzando como nunca, con movimientos ágiles y sutiles, delicados y simplemente armoniosos.

Me gusta esa danza que salpica de vísceras, porque adoro la sal del aroma a sangre.


También es posible cortar los pies y las manos con un sencillo cuchillo de cocina, he comprobado que las suficientes cuchilladas hechas con la precisión adecuada son capaces de cercenar una extremidad en un tiempo considerable.


Lo difícil es la parte del hueso, ahí hay que aplicar toda la fuerza necesaria. Suele quebrarse con un par de golpeteos con un martillo pequeño, pero yo lo hago con los pies; coloco la parte del cuerpo que deseo mutilar en el suelo y la otra parte encima de un ladrillo que utilizo especialmente para ello, luego un pequeño pisotón y listo, el hueso está roto y preparado para su separación.

Holly - Diario de una mujer caníbal [Completa]Where stories live. Discover now