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¿Cómo de acojonante puede ser la presencia de alguien? Si pensé en un principio que Harry evitaba la conversación y la interacción conmigo, estaba completamente equivocada. Él, sin duda, intentó ignorarme el resto del camino. Todo lo que era necesario para viajar, lo hizo por su cuenta sin siquiera atreverse a mirarme. Sabía que estaba pensando. Pensamientos desagradables, deseos apasionados. Harry estaba tan jodido, que me ponía enferma.

Enferma porque había una posibilidad de que también quisiera eso.

No, me diría a mí misma. Ninguna oportunidad. Incluso me cuestioné mi disgusto hacia él. Si iba a ignorarme, entonces debería hacer lo mismo. No más preguntas, no más conversación. Papá se reuniría con nosotros en un coche en el aeropuerto. Ya era hora de ser profesional. Actuar como si nada fuera de lo ordinario hubiera pasado. Bueno, aparte de haber sido perseguida a muerte por hombres a sueldo con máscaras de ski.

Cuidadosamente me aseguré de que mis bolsos fueran revisados. Una vez que nos habíamos bajado del avión privado, Harry y yo fuimos escoltados al coche de mi padre. Ni siquiera se molestó en salir del coche, así que tuve el presentimiento de que no estaba muy entusiasmado de verme acompañándolo. Nada iba según lo planeado, completamente fuera de control. Una de las cosas que él despreciaba con una rara pero gran pasión.

Mis labios estaban presionados en una línea apretada, algo de aire caliente me revolvía el pelo en la cara, que fervientemente me aparté. No me atrevía a abrir la boca y expresar verbalmente cuán pesado había sido mi viaje. Nadie hacía conversación mientras que unos cuantos hombres empaquetaban nuestras cosas en el maletero del coche negro.

Me senté entre mi padre y Harry. Había un sentido anormal de negligencia en el aire. Una vez que me hubiese quitado del medio, empezarían a discutir asuntos como los jodidos humanos que ambos eran. Aparte de las cosas que sabía que mi padre había hecho, no había nada que hacer excepto aceptarlo. De alguna manera, desde que Harry no era nada importante para mí, me encontré a mi misma sintiendo asco por él.

Era una forma hipócrita de defender a mi padre el decir que mi padre y Harry son dos personas diferentes cuando su voluntad y motivos van más allá del grado misteriosamente cruel y horripilante. Son parecidos y no era ninguna mentira piadosa.

"Supongo que ambos habéis estado estresados estos días." Empezó mi padre, rompiendo el silencio como si hubiera lanzado un vaso de cristal al suelo. "Pienso que es buen tiempo para descansar y relajarse hasta que oficialmente nos encarguemos de los asuntos. Especialmente tú, Harry."

Me quedé mirando fijamente en frente de mí, negándome a que me afectara.

Sin embargo, Harry, estaba menos tenso por el ambiente incómodo de lo que yo estaba. Asintió, apoyando sus grandes manos en su regazo. "Esto sería genial, señor. Gracias."

"Catalina." Papá me nombró, demandando mi atención para que me concentrara en él. 

Le miré sin pensarlo dos veces. "¿Si?"

"Espero que te hayas comportado. Y también que escucharas a Harry y le dieras menos malos ratos de los que ya ha tenido." Dijo en un tono bajo, sus ojos concentrados en el mundo de fuera en vez de mí.

Mi visión estaba enfocada en él. La manera en la que mis  labios se entreabrieron y mi voz se quedó estancada en mi garganta con duda le aseguraría a cualquiera que no hice ninguna de esas cosas, que no es completamente verdad.  Quise decir que Harry ya por sí solo me dio malos ratos. No soy la única culpable por ser más que un problema de lo que ya parecía ser para ambos, mi padre y Harry.

No lo hice, de todas formas. No dije ni una palabra, y mi negación a hacerlo sólo me hizo ganar una mirada poco amistosa. Silencio.

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Dust Bones [ES] ✓Where stories live. Discover now