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Tenía las manos cruzadas sobre mi regazo mientras que estaba sentada en el asiento del pasajero. Harry envolvía sus dedos alrededor del volante. Había pasado un tiempo desde la última vez que estuvimos así. Él --como siempre-- tenía la mano izquierda en el volante y la mano derecha en la palanca de cambios. La mandíbula apretada con fuerza, sus pálidos ojos verdes fijos en la carretera.

Miré por la ventana. Las vistas eran preciosas. Todo sobre Florianópolis era perfecto. Aspiré profundamente y me volví hacia Harry para decir: "Esto es precioso."

Harry asintió con la cabeza lentamente. "Supongo."

Ni siquiera se había molestado en apartar los ojos de la carretera. Las esquinas de las comisuras de mis labios se curvaron en una sonrisa, y dije con burla. "Esta es la parte en la que dices como tú."

Mientras giraba el volante, puso los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza. "Mejor quédate callada."

Llegamos a algún lugar de la calle y aparcamos el coche detrás de una pequeña tienda. Salí del coche al mismo tiempo que él. Como era de esperar, lo seguí por la acera mientras que dejaba vagar la vista por las calles. Intentaba no quedarme tan atrás como en otras ocasiones.

Todo el mundo por donde caminábamos Harry y yo se asomaba a echarnos un vistazo o a mirarnos descaradamente. Moví los hombros incómoda y me apresuré. Harry caminaba como si nada, con una mirada fría en su rostro. Ya si era por la luz del sol o su enfado, eso nunca lo sabría. O tal vez eran ambos. 

Un par de hombres estaban sentados entre dos tiendas en  cubos de basura o en la acera. Hablaban en voz alta, jugando a las cartas. El grupo lo formaban cinco hombres gritando y tirando dinero. Un cigarrillo colgaba de la boca de un hombre con el pelo negro oscuro y piel oscura, sus ojos no dejaban de mirarme.

Iba detrás de Harry cuando el hombre dejó las cartas y sonrió con frialdad. Me quedé sin respiración y traté de alcanzar a Harry cuando estaba pasando por su lado, pero el hombre se puso en medio y me agarró. 

Cuando me tocó, grité y escuché que estaba diciendo algo. Tenía la voz ronca, pero como no hablaba portugués no sabía qué estaba diciendo.

"Ey, menina bonita, vamos ter um pouco de diversão, não é?" El tipo se rió con dureza, abrí los ojos con espanto cuando hice un examen más detenido de su rostro. Una cicatriz llegaba desde su ceja izquierda a la boca, el ojo caído y perezoso a causa de esta. 

Giré mi mano en su agarre, haciendo una mueca antes de escuchar a Harry. 

"Deixar de ir la agora , ou eu atirar em você certo entre os olhos." 

Di un grito ahogado, asustada y aterrada. La voz de Harry tuvo que sonar como a chiste para el tipo porque se rió, y sus amigos también. Pero entonces, los hombres vieron algo en Harry que les quitó toda la diversión de los rasgos faciales.

El hombre abrió los ojos oscuros con puro horror. "Un tatuagem de la cobra! Você tem un tatuagem de la cobra! Aqui tem unagarota, horrível homem você!"

Harry apretó la mandíbula y me agarró de la muñeca. Me apartó del hombre llevándome dos calles más abajo. Yo iba con la boca entreabierta y jadeaba con asombro.

"¿Qué le dijiste que le acojonó de esa manera?" Le pregunté a toda prisa, agarrándole su muñeca y tirando de él. "¿Qué le dijiste?"

Continuó caminando, obviamente enfadado. "Sabe para quién trabajo, eso es todo."

"¿Cómo?" Gimió y entró en una tienda, inevitablemente llevándome dentro con él. 

"Deja de hacer tantas preguntas Catalina, sabes que lo odio."

Dust Bones [ES] ✓Where stories live. Discover now