Capítulo 15: El Club

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Pire sacó lentamente la mano de su bolsillo y enseñó el fajo de billetes al gorila que tenía delante. Este asintió y se apartó de la puerta, dejándoles pasar dentro del club. El vampiro notó como Ichigo se aferraba con fuerza a su brazo, agazapándose detrás de sufigura. 

Ya habían pasado un par de días en el mundo humano y Ichigo había empezado a acostumbrarse al bullicio constante y a ver gente portodas partes, pero Pire supuso que una discoteca era demasiado para ella, con la música tan alta y toda esa gente apretujada, moviéndose enérgicamente al son del ritmo. Debería haberla dejado en el hotel,pero Ichigo no soportaba la idea de volver a quedarse encerrada sola en un sitio y había insistido en ir con él.

 —¿Estás bien? —intentó gritarle por encima del ruido. La diablesa asintió, abrumada y se apretó aún más contra él, mientras su perfume a rosas se apagaba, siendo ocultado por el olor al miedo.

Pire admiró el autocontrol que tenía la muchacha, por muy mal que estuviera no se había quejado ni una sola vez. Llegaron al principiode la zona VIP, donde enseñó los colmillos al guarda, que los dejó pasar. Pire agradeció el cambio de ambiente, pues en esta zona la música y las luces estaban más suaves, pero el grado de depravación había subido claramente. A él le eran igual los grupos de seres sobrenaturales que se restregaban unos contra otros o consumían todo tipo de sustancias, pero...

—Escucha...esto... no, no puedes entrar en el despacho conmigo, vas a tener que esperar aquí fuera, ¿Podrás? —Pire se sentía fatal por dejarla sola y desamparada, pero no sabía si tenía otra opción. El dueño del club es... bueno, es un poco especial. Pero ey, no tardaré ¿vale? —añadió al ver la mirada asustada de su acompañante– estaré aquí de vuelta antes de que te des cuenta.Mira, voy a pedirte una mesa y algo para tomar, ¿te parece? Simplemente espérame aquí e intenta... no se, no te metas en líos.

Ichigo levantó los ojos y con la mirada teñida de miedo asintió con lacabeza. Se acercaron a una mesa vacía, aislada en un rincón y cerca de la puerta del baño. El vampiro pidió algo para picar y alguna bebida gaseosa –que al parecer gustaba con locura a la diablesa- y tras preguntarle por enésima vez si estaba bien, la dejó sola.



Se dirigió hacia la barra, donde un joven rubio, con una ajusta dacamisa de rejilla estaba sirviendo copas a unas jóvenes brujas, queparecían querer celebrar por lo alto su recién graduación y que todo el bar se enterara de ello. Una de ellas, la castaña de melena rizada, lo repasó de arriba a bajo con sus penetrantes e hipnóticos ojos verdes, tan típicos de su especie, y la sonrisa que dibujó con sus labios le prometía al vampiro una muy buena noche. Sin embargo,Pire se sorprendió a si mismo negando suavemente con la cabeza y por primera vez en su vida desestimó una juerga. La bruja parecía decepcionada y, por un momento, Pire temió haber desatado su sed devenganza, pero la joven siguió bebiendo como si tal cosa con sus amigas para la tranquilidad del vampiro.

El camarero rubio, con una permanente sonrisa comercial, le lanzó una mirada inquisitiva cargada de impaciencia y Pire se sorprendió descubriendo una franja negra por pupila en los azules ojos del chico, como los de una cabra. «Un sátiro»pensó para sus adentros «mis encantos vampíricos no bastaran como con Anna Maria, aunque parece que él lo está intentando con las brujas...».

¿Me pones una copa de vino tinto? —pidió deslizando un billete por encima de la barra.— Gracias —Se giró a escudriñar el local con la copa en la mano, tardando apenas un par de segundos en localizar a la diablesa, bebiendo tímidamente del vaso, sin apenas levantar la vista. Ojeó luego los alrededores, para comprobar que no había nadie dirigiéndose a la mesa o siquiera mirándola y cuando vio que todo iba bien, apuró el tinto de un sorbo y se giró hacia el camarero de nuevo– Necesito ver a tu jefe.

Lovely Sweet Hell (pausada)Where stories live. Discover now