Capitulo 3: Espinas, colmillos y Saltos.

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  • Dedicado a Catrinna Vallielezziure
                                    

Cuando Yami salió de su casa aquella noche para trabajar, se dirigió a la plaza de la ciudad. Como era una Moradora de los Sueños, tenía afinidad con este mundo así que muchos espiritus que querían contactar con sus familiares y seres atormentados por pesadillas o ilusiones provocadas por magia negra, requerían sus servicios. Yami aún era joven, pero tenía un buen control sobre sus poderes y debía trabajar para mantenerse a ella y a su padre.

Caminando por las callejuelas, camino a la casa de su cliente, Yami oyó unos alaridos, seguidos por un espeluznante aullido: Homnbres Lobo. Al girar la esquina, sus sospechas fueran confirmadas. Tres lobos grandes y enormes andaban formando un circulo en medio del qual habia un cuarto, con forma humana, que miraba con desprecio hacia sus pies donde se encontraba una Saltadora, ensangrentada y magullada, que gemía entre sollozos. De repente, uno de los lobos se giró hacia ella y la miró fijamente, olisqueando el aire.

—¿Perfume a rosas? Vaya, vaya... eres una Moradora —dijo el Licántropo en forma humana, mirando alrededor de ella para asegurarse que no había nadie más— ¿Sabes? Nos caeis bien, os enfrentasteis a esos malditos chupasangres y los enemigos de mis enemigos son mis amigos, así que... si te largas ahora y prometes guardar silencio, quizás no te haremos nada.

—N-no podeis hacer eso... —respondió Yami, sin mucha convicción— Es una Saltadora... son neutrales, y no pueden tocarse!

—Y quién nos lo va a impedir, ¿Tú?

El líder se rió y los lobos lo corearon, pero al ver que la diablesa se mantenía seria pararon. Los lobos empezaron a gruñir y a acercarse hacia Yami. Esta se puso tensa, hasta entonces jamás había usado sus poderes para luchar, quizás lo más sencillo sería salir volando de allí y perderse entre los callejones, pero entones se fijó en la Saltadora, sus rosados ojos se clavaron en ella, con una mirada de súplica y Yami tomó una decisión.

Cuando el primer lobo saltó hacia ella, la diablesa se agachó rápidamente esquivándolo y se arrancó un mechón del pelo, el dolor la desiquilibró levemente y tropezó, rodando por el suelo y el segundo lobo se lanzó contra ella y le mordió la pierna. Yami gritó y agitó la mano con su cabello, lanzando el mechón contra el lobo, que salió disparado unos metros hacia allá, aullando de terror meintras veinte capullos de rosas blancas lo rodeaban y se clavanan profundamente en él a través de las espinas. Los otros dos lobos se abalanzaron contra ella, cada uno desde una dirección y Yami saltó como pudo, abriendo sus rosas alas de mariposa, mientras los canes se estrellaban el uno contra el otro, gruñendo.

—Malditos inutiles —gruñó el cabecilla, que saltó hacia ella, transformándose en el aire en un lobo más grande que todos los demás.

Diablesa i licántropo cayeron rodando al suelo, entre polvo de mariposa y ella se defendió como pudo, evitando los colmillos y los zarpazos sin demasiado éxito, pués nunca había sido buena en el combate cuerpo a cuerpo. La sangre roja, más densa de lo normal, empezó a deslizarse por todas partes con su anormal brillo apagado, mientras se mezclaban con las lágrimas de la diablesa, lágrimas de dolor, miedo y frustración. Los lobos aullaban en coro, vitoreando a su lider y Yami ya se veía perdida, cuando de repente un alarido los detuvo a todos.

El segundo lobo, yacía en el suelo, aprisionado por enrededaeras gruesas, pero de las heridas apenas salía sangre, lo único rojo que había eran las rosas, que crecían y se abrían al mismo ritmo que el cuerpo del lobo se relajaba y sus ojos perdían el brillo. Cuando las flores rojas como la sangre estuvieron plenamente abiertas, la mirada del lobo se quedó apagada y desenfocada y el cuerpo inherte en medio del suelo. Todo se quedó en silencio y los otros lobos auyaron con dolor y rabia, y se giraron hacia la diablesa, dispuestos a destrozarla.

De repente, un cuerpo saltó hacia la diablesa y el lobo alfa, separándolos de golpe y agarrándose a la primera, mientras salían disparados hacia el aire ante la atónita mirada de los lobos. Era la Saltadora, que se había ido desplazando hacia ellos mientras todos estaban centrados en la pelea y había aprovechado la conmoción de la muerte para actuar. Hubo un fogonazo, una luz que las envolvió a las dos y entonces Saltaron.

Lovely Sweet Hell (pausada)Onde histórias criam vida. Descubra agora