Capitulo 7 - La cita

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                                             La cita

Desde ese momento en que Harry me hizo la propuesta de salir conmigo pasé toda la noche en vela se puede decir, despertando cada 15 minutos y lo peor no era eso sino que él dormía en la misma cama que yo, me giré una novena vez en la cama y allí estaba él, con los ojos cerrados y sus bellos rulos tapándole la frente; extendí una de mis manos y retiré unos de sus mechones. El se movió a mi contacto así que me aleje rápidamente haciéndome la dormida, pero él no se despertó, quizás solo fue que tenía mis manos muy frías, si era eso.

***

 
―  Gabriela, Gabriela ―la moví un poco por el hombro; ya estaba listo, me había levantado hace media hora pero ella nada― ¡Gabriela! ―grité y ella apenas abrió los ojos.

― ¿Qué? ―preguntó entre despierta y dormida viéndome   de pie a lado de mi cama con el ceño fruncido.

― ¿Será que te dignas a levantarte algún día?

― 5 minutos mas ―y diciendo esto se volvió a tapar con el cubrecama hasta la cabeza.

Gruñí y le jalé el cubrecama hasta quitarlo por completo.

― No pienso estar llamándote todo el día ¡Así que párate Miller! 

― Esta bien, está bien ―dije sentándose despacio en la cama― Ya suenas como mi jefe. 

― Ja! Ja! Muy graciosa. ¡Apúrate! ―indiqué y salí de la habitación.

Media hora después  Gabriela salía de la habitación, me puse de pie con lo brazos extendidos.

― ¡Al fin! ―comencé a caminar hacia la puerta― Vamos.

― Si señor ―exclamó ella con tono de militar tratando de reprimir una risa  mientras se acomodaba los bordes de su sweater azul marino.

― ¿Nunca te quitas eso? ―refiriéndome al suéter mientras bajábamos en el ascensor.

― Si, pero aquí estamos a 100 grados bajo cero Styles; no pienso salir sin algo que me caliente. 

― Puedes usar un sobretodo como el mío ―me estiré el borde de mi sobretodo marrón― O también puedo darte calor con mi cuerpo ―le guiñé un ojo, claramente la estaba molestando.

- Prefiero abrazar un cactus Harry antes que a ti ―se cruzó de brazos y miró a la puerta del ascensor que ahora se abría en el sótano. 

Le  saqué la legua cuando salió delante de mí; ¿por qué siempre tenía algo que contestar? ¿Por qué?  Luego de subir al auto le di una corbata, ella me miró dudosa

― Es para que te la pongas en los ojos, ya sabes como una venda.

― Tranquilo no conozco Inglaterra así que no sabré a donde me llevas.

― Arruinaras la sorpresa, solo póntela ―le apresuré.

― Con tal de que no me lleves a un acantilado y me empujes todo está bien ―bromeó colocándosela.

Ganas no me faltan, pensé y luego arranqué, manejé varios minutos hasta el lugar donde Simon me había recomendado; una vez allí le pasé un mensaje a este de que ya había llegado y me respondió casi al instante: “Bien, yo también estoy allí; ponte el auricular y sigue mis instrucciones”; saqué de mi sobretodo una bolsita y dentro de esta había un pequeño auricular que tapaba muy bien con mi cabello. El micrófono también lo tenía pero en un dije, así que nadie lo notaria; lo encendí y luego le toque el hombro a Gabriela

― Llegamos.

― Al fin ¿puedo quitarme la corbata? 

― No ―me bajé y fui al otro lado para abrirle la puerta, dándole la mano para que bajara― Yo te aviso.

―Si tu lo dices ―dejó que le guiara; avanzamos por un camino de piedras y luego subimos por unos escalones, le dio los buenos días a un par de personas que nos dieron la bienvenida y luego le conduje agarrado de la mano por otro lugar; podía sentir un aroma muy dulce y un aire muy fresco aunque bastante frío, seguimos caminando por un par de minutos hasta que nos detuvimos.

― Espera aquí ―le indiqué― No te vayas a quitar la venda

― Ok, no me la quitaré

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