Capítulo 10 - Truly, madly, deeply

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                                                                                     Truly, madly, deeply

         Después de unos minutos y luego de haberse cambiado con una ropa mas primaveral ambos bajaron al jardín principal del castillo, tenía una extensa y llamativa grama verde que se extendía hasta un bosque cercano, habían dispuesto varias mesas largas en hileras con comida de todo tipo, en especial dulces y frutas, al mismo tiempo mesas de madera para que las personas se sentaran adornadas con globos de colores que flotaban por el helio, no muy lejos entre dos árboles colgaba una pancarta que se leía “Happy Easter” y debajo de esta un hombre vestido de conejo de pascua animaba a los niños.

―  Son muchos familiares ―pronuncié algo cohibida al llegar al jardín y ver a unas 150 personas de todas las edades.

―  Si y eso que no han venido todos ― me comentó y en eso lo divisaron, con un “Harry” varios de sus familiares se acercaron a saludar, luego de varias palmadas en el hombro y saludos me presentó como su amiga, muchos pusieron caras cómplices pensando lo contrario, yo solo negué y sonreí; en eso su madre se volvió a acercar.

―  Que bueno que bajaron ―exclamó Laura.

―  Si, hermosa decoración señora Cox. ―dije observando el lugar.

― Por favor, no me considero una persona tan vieja, llámame Laura.

―  Esta bien ―sonreí. 

―  Harry, los niños quieren jugar contigo a buscar huevos de Pascua, ve. 

Harry dudó un momento en dejarme sola pero le  asentí indicándole que estaba bien

―  Las veo en un rato. ― añadió y  se fue al grupo de niños

― Gabriela ¿te gustaría comer algo? ―me preguntó Laura luego.

―  Claro ― ambas nos fuimos a las mesas y luego de unos minutos charlaba junto a un grupo de chicas, todas ellas parientes cercanos de Harry, sus primas. 

―  ¿Y cómo es New York? ― preguntó con gran interés una de las primas contemporánea conmigo.

―  Ruidoso, algo parecido a Londres pero con más autos y edificios más altos.

―  Siempre he querido ir pero los estudios no me han permitido viajar mucho que se diga. ―prosiguió con pesar.

―  ¿Qué estudias? ―inquirí.

―  Medicina pero no es fácil ―ella rió― Una pregunta, tu eres la novia de Harry ¿verdad?

―  Oh no, solo somos amigos ― negué con las manos.

― ¿Estás segura? Es que es algo raro.

― ¿Raro? ¿Cómo así?

―  El nunca trae a nadie a las reuniones familiares, solo a sus amigos de banda, es raro que te traiga a ti si solo eres su amiga.

― La verdad es que aun me faltan algunos meses para irme y le comenté que no haría nada en esta semana libre así que me invitó a venir

―  Debes gustarle, estoy segura. 

― ¿Tú dices? ― si supiera que estoy puesta más por obligación que por otra cosa.

―  Completamente ―afirmó―, lo bueno de que no eres ninguna de esas chicas modelos y falsas con las que siempre sale, tú eres bastante normal. 

―  Gracias…creo ― sonreí y en eso pude divisar a Harry a unos metros jugando con unos niños, al parecer habían armado dos grupos y el suyo había conseguido la mayor cantidad de huevos pintados, él danzaba y reía mientras alzaba a una pequeña de unos cinco años; no pude evitar sonreír también.

―  Es Keith, mi hermanita ―me dijo  su prima al verme sonreír.

―  Se ven bastante cercanos.

―  Así es, él es muy bueno con los niños. Si algún día tengo hijos no me molestaría llamarlo para que fuera la niñera ― ambas reímos.

―  Gracias por el dato, quizás yo lo llame también algún día. ¿Algún detalle obscuro que deba saber para molestarlo? 

― Si, tiene muchos, cuando tenía siete su mamá lo disfrazó de Pitufo, tenías que haber visto su cara pintada de azul con esos rulos, fue muy divertido ― soltamos una carcajada.

― Esto tengo que anotarlo ―aun seguía riendo cuando vi que Harry se acercaba a nosotras con Keith en los brazos.

―  Hola chicas ―nos saludó saludé y ambas volvimos a reír― ¿Hablando mal de mi eh?

―  Puede ser ¿Qué tal la recolecta? ―le pregunté.

―  Ganamos 40 a 36, estuvo muy pareja debo decir.

―  Genial 

―  Traje a Keith porque quiere ir al baño y te pidió expresamente a su hermana ― comentó y su prima la cargó. 

―  Claro, yo la llevo.  Ya venimos ― la chica tomó a la pequeña  Keith en brazos y comenzó a caminar hacia el castillo.

Ambos vimos como se alejaban, por fin unos momentos solos desde que llegamos

En PiezasWhere stories live. Discover now