Capítulo 9 - Cheshire

238 19 6
                                    

                                       Cheshire

El reloj despertador del celular de Harry que estaba sobre la mesa de la sala dio inicio a las 6:00 am, este lo tomó aun adormitado y lo apagó girando en el mueble para dormir otros  cinco minutos. Si, había pasado la noche allí luego de la discusión con Gabriela, antes de volver a quedarse dormido recordó la pelea con ella y se sintió miserable, se acostó boca arriba y miró el techo blanco dando un suspiro, se había quedado dormido a las 3:00 am pensando; en eso volvió a sonar su celular, era un mensaje de su madre. 

"Hola querido ¿Cómo amaneces? Sé que no te levantarías temprano sin un mensaje.

Ya todo está listo aquí en casa y casi toda la familia ha llegado también. 

Te esperamos, un beso." 

―  ¡La Reunión! ―me senté de golpe alarmado, lo había olvidado, la reunión con  mi familia, hoy era domingo, corrí hasta la puerta de mi habitación y justo cuando iba a abrir recordé que había discutido con Gabriela―  ¿Qué hago? ―apoyé mi frente de la puerta fría, no podía dejarla en el apartamento sola y no creo que acepte venir conmigo; en eso abrieron la puerta y me fui de bruces cayéndole encima a ella―  Lo siento ―pronuncié entrecortado, ahora ambos estábamos acostados en el piso, ella me miró con los ojos muy abiertos.

― No importa ―respondió tratando de sentarse pasando la primera impresión, me levanté con cuidado y le extendí  la mano para ayudarle, la tomó  y luego salió de la habitación esquivándome sin dirigir palabra hacia la cocina; aun estaba molesta  por todo lo que había pasado.

Hice una mueca y me metí al baño para vestirme y arreglarme, quizás con el agua fría podría aclarar mi mente, cuando volví a salir ella estaba revisando su laptop sobre la mesa, carraspee para hacerme notar pero ella no se inmutó; agarré algo de jugo de la nevera y me senté en otra de las sillas mirándola.

― Tengo algo que decirte ―dije al fin luego de unos minutos, ella no respondió― es…algo importante ―comencé a jugar con el vaso de vidrio ahora por la mitad― necesito que me acompañes a visitar a mis padres ―cuando subí la mirada ella tenía su vista puesta en mi, perfecto, logré captar su atención.

― ¿Qué dijiste? ―pronunció en tono seco.

―  Eso, necesito que me acompañes a ver a mi familia hoy, bueno, serán un par de días.

― Si esto es una de tus bromas te aconsejo que pares Styles ―me amenazó. 

― No lo es, lo digo enserio ―traté de sonar lo más sincero posible―  en estas fechas mi familia se reúne y esperan que esté con ellos, ya que los años anteriores no he podido ir por las giras y todo lo demás.

Ella tomó aire

― Está bien, ¿Qué quieres que haga? Porque esa cara me dice que esta conversación no tiene solo que ver porque quieres que vaya.

― Es posible que quiera que ocultes tu verdadera identidad.

― Explícate.

― No quiero que le digas a mi madre o a cualquiera de mi familia que eres una periodista que vive conmigo y me sigue a todas partes.

― ¿Entonces quien se supone que seré? ¿Tu novia? ―se cruzó de brazos.

― ¡No! ―noté que gritaba y luego me relajé― No, podemos buscarte otra profesión, una bailarina o una cantante, no sé. 

― No sé bailar ni cantar 

―  Nadie lo notará ―respondí algo molesto.

― ¿Y si alguien se le ocurre que cantemos justos? ¿O que bailemos?

― Bien, tienes razón ―admití frunciendo el entrecejo―  ¿Qué propones entonces? 

― Iré contigo como tu amiga. ―propuso Gabriela.

―  Ellos pensarán que eres algo más. ―admití.

― ¿Y tu como sabes eso? ―inquirió.

― Pues porque nunca he llevado una chica a mi casa

Me miró  sorprendida

― ¿Y eso por qué? 

―  Me gusta mi privacidad, es todo. Además todas mis novias han salido por televisión, no tengo necesidad de presentárselas a nadie.

― Aja, con más razón, iré como tu amiga. No seas paranoico Styles.

―  No lo soy ―es que conozco como es mi familia, pensaba― Está bien ―al ver que ella no cambiaba su actitud― Di que eres solo mi amiga, pero no menciones nada del contrato.

― Bien ―se puso de pie cerrando su laptop.

― ¿A dónde vas? ―notando como bordeaba la mesa hacia la habitación.

― Tengo que vestirme para salir ―se acercó a mí y me apretó una mejilla con los dedos― a conocer a los padres del bebé Harry ―pronunció en tono de abuelita.

― Ey no hagas eso ―me alejé quitando su mano y acariciando luego mi mejilla derecha ahora roja; ella solo se echó a reír y entró a la habitación, treinta minutos después me encontraba en el estacionamiento metiendo las maletas de ambos en el auto―¿Qué traes aquí? ¿Piedras? ―me quejé alzando su maletín.

― Deja de quejarte y termina de guardarlas ―abrió la puerta del copiloto y entró.

― “Deja de quejarte y termina de guardarlas” ―la remedé y lancé su otra maleta de ruedas en el maletero de mala gana, si tenía algo de vidrio se rompió, luego cerrando la puerta del mismo subí también al auto.

― Espero que hayas tenido cuidado con mis cosas ―exclamó cuando di marcha hacia la salida.

― Por supuesto ―sonreí cínicamente― Tanto cuidado como si se tratara de ti.

― Cretino ―rodó los ojos y apoyó el codo de la ventana.

Le  saqué la lengua en actitud infantil, esta chica podía llegar a ser insoportable; poco antes del medio día llegamos a Cheshire, al norte de Inglaterra, mi antiguo hogar. No pude evitar sonreír cuando manejaba por sus calles, siempre amé su clima frío, su abundante vegetación y por sobre todas las cosas su tranquilidad, recordaba con claridad la panadería donde trabajé, la escuela donde estudié y formé mi primera banda junto a mis amigos la cual llamamos “White Eskimo” o los días nevados, donde hacia batallas de bolas de nieve; luego de atravesar el pueblo llegamos al Castillo de Peckforton.

― Pensé que tu familia vivía en una casa “más pequeña” ―comentó Gabriela encogiéndose  de hombros luego de que el guardia del portón me permitiera  entrar a aquella gran propiedad)

― No vivo aquí ―dije manejando hacia la entrada de la casa de campo― Este es el Castillo de Peckforton, un hotel. Mi madre me preguntó que le recomendaba para hacer la reunión y propuse este lugar, así no tendríamos problemas para que la familia durmiera ya que tendría muchas habitaciones disponibles así como juegos de entretenimiento. Todo el lugar está reservado por seis días. 

― Vaya, no escatiman en recursos eh

― Si tuvieras lo medios lo harías también, créeme ―sonreí y luego llegamos a la entrada donde ambos bajamos del auto, un botones nos ayudó con las maletas.

La fachada del castillo estaba hecha con piedra arenisca roja, con plomo, asfalto, el tejado con baldosas y el bloque principal era de tres plantas; luego de admirar la altura bajé la mirada al ver una mujer de unos 40 años con el cabello castaño caminar con brazos extendidos y sonriéndome.

― Hola mi bebito hermoso ―ella me rodeó con sus  brazos apretándome contra sí en un fuerte abrazo cuando llegue a su lado― ¿Cómo estás?

― Hola mamá ―no pude evitar sonreír cuando mi madre me abrazó― Muy bien. ―pronuncié algo apenado que me abrazara así en la entrada, me sentía como un niño de cinco años.

― Te extrañé mucho bebé ―me dio un beso en la frente, aun me tenía abrazado.

― Igual mamá, pero quizás deberías dejarme respirar. ―podía ver a Gabriela riéndose por lo bajo a unos cuantos metros, entrecerré mi ojos dándole a entender que me las pagaría.

― Oh, claro claro mi bebé ―lo solté y luego lo sostuve de los hombros― Es solo que tengo tiempo sin verte, ya no le envías ni un mensaje a tu madre ―me reprendió señalándome con un dedo

―  He tenido muchos compromisos los últimos días con el grupo ―me peiné el cabello con la mano. 

― Te entiendo, sabes que si ―me despeinó el cabello de nuevo― Tienes el cabello largo otra vez.

―  ¡Madre! ―me quejé acomodándolo una vez más, ella solo rió.

― ¿Y quién es la jovencita querido? (sonreí indicando con la mirada a Gabriela detrás de mí con interés para que la presentara) 

― Oh, ella es Gabriela Miller ―giré y le indiqué que se acercara a nosotros.

― Mucho gusto ―dijo Gabriela extendiendo su mano a mi  madre.

― Mucho gusto, soy Laura Cox, la madre de Harry ―devolviéndole el saludo.

―  Un placer, espero que no le moleste que viniera con Harry ―dijo ella con inocencia, que buena actriz podía ser.

― Para nada querida ―Laura se  acercó a ella colocándole una mano en su hombro― Y dime, ustedes son novios

En PiezasWhere stories live. Discover now