Capitulo 22

323K 24.1K 5.3K
                                    



Aprieto fuertemente mis dientes sobre el acero. Espero que esto no duela demasiado. Respiro agitadamente.

Álex... Prométeme que estarás bien... Las últimas palabras de Gema retumban en mi cabeza.

Lo siento, cariño... Lo siento, no sé vivir con este peso sobre mis hombros... Le hablo mentalmente como si pudiera oírme.

Prométeme... que buscarás la felicidad... Oigo tan clara su voz que parece estar sentada a mi lado. Siento el calor de mis lágrimas correr sin control por mi cara. Vuelvo a tomar aire, está siendo más difícil de lo que creía, pero ya no hay marcha atrás.

Soy un cobarde incapaz de enfrentar esto. Perdóname.

Debes intentarlo... Mi cerebro está agarrándose como último recurso a mis recuerdos. Sé que no es más que un mecanismo de autodefensa en un desesperado intento por salvarme, por lo que trato de ignorarlo.

Mis manos comienzan a temblar, trago saliva y expulso todo el aire que tengo dentro con la intención de inhalar cuando dispare. Mi corazón bombea con fuerza en mis oídos y empiezo a sudar. Doblo lentamente mi dedo sobre el gatillo y cuando estoy a punto de conseguirlo, el sonido de un mensaje me sobresalta haciendo que la pistola caiga sobre mis piernas.

«¡JODER!», grito mientras la recojo. «¡JODER, JODER Y JODER! ¡Ni para morirse le dejan a uno en paz!». Tomo el móvil dispuesto a estrellarlo en la calle cuando veo el nombre de Laura en la pantalla. Dudo en abrir el mensaje, no quiero perder más tiempo. Miro mi arma y después el teléfono, vuelvo a mirar mi arma y otra vez mi teléfono. No sé qué hacer. Por fin me decido. Lo leeré y después continuaré por donde lo había dejado.

Estoy preñada, Álex, vas a ser padre.

¿¡Qué!? Mis ojos se abren tanto que temo por la sujeción de mis globos oculares. Pierdo toda la concentración y me olvido de lo que estaba a punto de hacer. Respondo rápidamente.

¿De qué coño hablas? Mis manos tiemblan de nuevo, esta vez por una razón muy diferente y un sudor frío se apodera de mi espalda. Tarda tanto en responder que estoy seguro de que no hará falta una bala porque moriré de un infarto. Cuando estoy marcando su número desesperado en busca de una explicación, llega la respuesta.

¡VENDETTAAA! Arrugo mi frente. No entiendo nada, me quedo mirando la pantalla y segundos después llega otro.

¿A que ahora sí he conseguido toda tu atención? Siento decepcionarte, pero no serás padre jiji. Esto es solo una venganza por no haber contestado antes a mi llamada.

Mi cara se transforma. «Será hija de...». Pongo una de mis manos sobre mi pecho, tratando de calmarme. Mi corazón late desbocado. Las comisuras de mis labios comienzan a tirar de mi boca hacia arriba. «Esto es patético. Todo es patético». Una extraña risa comienza a salir de lo más hondo de mi cuerpo. Intento controlarme, pero no puedo. La situación me ha superado. Río fuertemente y segundos después estoy carcajeando como un loco. Debo de estar perdiendo la cabeza, porque esto no es normal. No puedo parar de reír ni de llorar al mismo tiempo. Saco de la guantera unos pañuelos de papel y mientras seco mi cara oigo de nuevo el teléfono.

¿Dónde estás? Voy a visitar a Natalia. Llegaré en diez minutos. ¿Te apetece que nos veamos? La risa se borra al instante de mi cara. Laura todavía no sabe nada. O es eso o sabe disimular muy bien. Antes de acabar con todo, tengo que acabar con esto. Llegaré hasta el final, encontraré a los culpables y pagarán por lo que han hecho.

En diez minutos en el bar de siempre. Le contaré lo ocurrido en persona, necesito ver su reacción en directo. Así sabré si miente. Cuando llego me está esperando. Se pone de pie al verme y se dirige hacia mí sonriente.

El tormento de Álex - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora