Capítulo 6.

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Había perdido la noción del tiempo. Me había adentrado en un mundo de conocimientos o, mejor dicho, de respuestas. No entiendía cómo, pero, conseguía leerme grandes libros en un tiempo récord.

Había leído sobre seres mitológicos, dioses y deidades. Titanes y titánides. Sobre princesas, pecados y demonios. Sobre grandes poetas, escritores, filósofos, y oradores. Había visto centenares de libros, acumulando polvo, en los estantes del final de la biblioteca. Libros interesantes y menos interesantes, pero libros al fin y al cabo. Libros trágicos, terroríficos, y dramáticos. También cómicos, e incluso románticos.

Cuando quise darme cuenta, había alguien a mi lado observándome en silencio.

Sostenía en su mano derecha un libro titulado "El Archivo". Ya lo había leído. Recopilaba datos curiosos e interesantes sobre los ducados y condados hermanos y vecinos de Hallowfell, donde se encontraba la mansión Bernaskell. A parte de información sobre éste. Contaba con más de doscientas páginas y me había costado leerlo

Aquella persona era Khalius. Su cabello lucía más corto. No vestía el típico uniforme, y su expresión era despreocupada y raramente picarona. Me había quedado dormida, por lo que pude asociar.

—Te despertaste. —Confirmó cerrando aquel libro, el cual emitió un sonido hueco. Acto seguido desvió la mirada hacía donde me encontraba. Estaba rodeada por docenas de libros apilados y desperdigados por el suelo y la alfombra bermellón del lugar.

—Aquella joven... Yo... Perdón Khalius. —No logré terminar ninguna frase. La mirada que Khalius me ofrecía me intimidaba y, para más decir, sentía remordimiento y culpabilidad al haber salido corriendo de aquellas maneras.

Éste sonrió de lado colocando el libro en su respectivo espacio. La mezcla en mi interior de sentimientos y emociones era sorprendente. Y me ofuscaba saber que lo podía sobrellevar. Una pequeña parte de mi quería gritar, correr, sonreír; ser feliz. Otras sentían aversión, desdén, ira, rabia, hostilidad e irritación. Confusión, miedo, terror y curiosidad. E incluso, había una parte que se sentía quebrada, rota, y quería llorar. Sin embargo no podía. Todo aquello oculto tras una leve sonrisa para los demás.

Khalius se sentó en el suelo, más bien en la alfombra, y me observó. Tenía, gravadas tanto en las manos como en la cara, los hilos rojos de la alfombra.

—Ella, es compañera tuya, Enna. —Me aseguró de repente, intentando evadirme del temor que había sentido hacia la joven. Realmente, ese temor ya no estaba en mi cuerpo, pero no dije nada. Quería que Khalius, por una vez, terminara de explicarme algo o en esta ocasión; comenzara.

» Te voy a contar una historia —continuó hablando. Ladeó la cabeza observando dónde nos encontrábamos, y con ello los libros que estaban en el suelo—, La Biblioteca, es grande, puede ser que no lo hayas leído aún. Prefiero contártelo yo, antes de que lo leas por ti misma.

Sus palabras no me encajaron en un principio. Más tarde, intentaría asimilar todo con paciencia. Me había explicado la razón de mi existencia, el por qué estaba allí, y el por qué era como era. "Los 7 Pecados Capitales." Fueron sus primeras palabras antes de empezar a dilucidar. En ese instante, recordé que había leído un libro titulado así... bueno, leerlo no. Simplemente lo había ojeado. Había otros libros que me llamaban más la atención. «No juzges un libro por su portada»

Cuando las escuché, mi cuerpo se sintió pesado y mi corazón agitado. Era como si, impensadamente, hubieran soltado un peso indefinido sobre mi cuerpo.

—Tú ya has visto a esa chica antes. Tomabas el té con ella. Jugabas con ella, luchabas con ella. Deidara, ese es su nombre. ¿Verdad? —Mi mentalidad se dejo llevar, y mi cabeza asintió. ¿Por qué lo había hecho? Desconocía el nombre de aquella muchacha... hasta aquel momento. Por alguna razón ya lo sabía—. Escucha Enna —continuó—, antes de contarte cualquier cosa, quiero que me respondas a unas, pequeñas, preguntas.

Proyecto Pandora: Bienvenido al Pandemonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora