Capítulo 12.

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—¿Cuál es la diferencia? —Preguntó Owen frunciendo el ceño. Era la primera vez que lo veía de esa forma.

—Que no tienes nada que ver con Khalius. No puedes llegar y organizar un baile porque te de la gana.

—Tengo una buena razón —sentenció fingiendo estar ofendido.

—¿Sí? —pregunté irónica—. ¿Cuál? —que yo pidiera explicaciones por cada movimiento que hacía aquel sujeto no era nada nuevo.

Mostró un semblante serio. Ni un amago de sonrisa, ni siquiera de la sonrisa burlona que solía asomar de sus labios.

—Hay que conocer chicas...

Intentó interrumpir su propia frase pero ya era demasiado tarde.

Escuché a Erick estallar de la risa al otro lado de la impecable habitación inglesa. Una risa jovial con un toque infantil. Detrás de él también se escuchaba reír casi al unísono al pequeño grupo de Lilium que estaba reunido. Al verme dejaron de reir, fingiendo seguir con sus deberes y qué haceres de la Organización, como si nada hubiera ocurrido, entre montañas de papeles posiblemente con información sobre Pandora.

—Quiero decir, hay que conocer a los demás lores. —Se notaba cómo intentaba reprimir las ganas de reír como los demás. Por cada palabra, sus labios tendían a alargarse formando una sonrisa lobuna.

Había un truco que me había enseñado Sheila: cerrar los ojos y contar hasta tranquilizarme.

Eso hice y no funcionó.

Había otro por cortesía de Coraline: un peluche al cual aplastar hasta conseguir serenarme. Pero, muy a mi pesar, necesitaba uno demasiado grande.

Respiré hondo, tanto como los pulmones me permitían, con los ojos y puños cerrados.

En ese tiempo, escuché cómo la puerta se abría y tras ella resonaban unos pasos.

Al abrir los ojos, me di cuenta de quiénes eran. Sospechaba que serían Sheila y Coraline, o incluso Deidara, pero segundos después recordé que ellas ya se encontraban en la habitación. Las dos pequeñas echadas en la alfombra pintando y Sheila sentadada en el gran sillón de Sheraton Luis XIV negro que resaltaba entre todos los muebles.

Eran Khalius y Mark.

Lo lógico hubiera sido levantarme y darle la bienvenida, ¿no?

Sin embargo, sentí ganas de volver a degollarlo. Algunas veces pensaba que lo acabaría consiguiendo. Otras me reprendía por pensar algo como eso.

Por ello, desvié la mirada hacia Macius; quien mantenía el mismo rasgo serio y despreocupado de siempre.

—¡Klaus! —Otro más que lo llamaba de aquella forma. Apreté los puños.

—¡Remington! —Pocas veces había escuchado confianza por parte de Khalius. Y con pocas me refiero a que al unico con el que tenía esa confianza era con Mark.

Klaus parecía ser la forma abreviada de su nombre. Abreviación con la que se referían a él Leonardo y Owen. Sin embargo Macius no.

Era un poco desconcertante. Macius había sido su compañero y mayordomo desde la infancia, por lo que tenía entendido. Mientras que aquellos dos sujetos eran nuevos en su vida.

O tal vez no, tal vez ya se conocían. Tal vez Mark no le llamaba con tanta confianza porque era "un simple sirviente".

Nuevamente llenaba mi cabeza de hipótesis a falta de buenas respuestas.

Ladeé el rostro hacia Sheila, quien había fruncido el ceño y colocado los labios en línea recta. Parecía que verse rodeada de personas que no conocía la irritaba y ponía nerviosa. En cambio Coraline y Deidara se habían levantado nada más ver a Khalius.

Proyecto Pandora: Bienvenido al Pandemonio.Where stories live. Discover now