Capítulo 7

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                                                                                VII

Me voy a mi casa del peor de los humores, casi corriendo por las calles. Mamá me recibe con un pastel de zanahorias en la mesa del comedor y ni eso logra calmarme. Le digo que primero quiero darme un baño y subo las escaleras de dos en dos. Ya en mi cuarto, tiro la mochila sobre la alfombra y me arranco el vestido que traigo puesto refunfuñando. Sólo bajo cuando me calmo, ataviada en unos pantalones cortos de mezclilla, una camiseta amarilla neón y con el pelo recogido encima de la cabeza de manera desordenada.

─Ally, por fin bajas. Tienes visita. Iba a llamarte ahora mismo para que bajaras a recibirlo.

¿Recibirlo? El estómago me da un vuelco al pensar que tal vez es Ethan. Inmediatamente me arrepiento de no haberme arreglado mejor, mas ya qué, mamá me está halando por el brazo para que me apresure a la sala de estar donde lo dejó esperando por mí.

─¡Tú!Prácticamente grito cuando lo veo allí sentado mirando un álbum de fotos de mi infancia que mi queridísima madre tuvo la poca discreción de mostrarle. Menos mal que ella está ocupada en la cocina con la cena, si no ya estaría regañándome por maleducada.

Reed parece no ofenderse, todo lo contrario, en su mirada hay un brillo de diversión y su boca oculta una sonrisa.

─¿A quién esperabas? No me digas que a… ¿Cómo es que se llama? Ah…Ethan ─dice levantando las cejas.

Me sonrojo como una manzana ante la mención. Odio que Reed tenga acceso a mis pensamientos.

─No lo metas en esto. ¿Qué demonios haces en mi casa? ¿No te basta con torturarme en la escuela?

Reed coloca el álbum de fotos en la mesita de centro, se levanta del sillón y camina lentamente hacia mí sin retirar su mirada intensa de mis ojos. Siento el corazón en la garganta. Me pregunto por qué siempre tiene que invadirme el espacio.

─No te torturo. Eres demasiado sensible. Vine porque tenemos que terminar lo que comenzamos en la biblioteca. ─Lo hace sonar como una insinuación.  Sé que su propósito es fastidiarme. ¿Qué más si no? Lo peor es que lo logra. Recordar su olor masculino y el cosquilleo de su aliento sobre mi rostro toca una fibra en mi interior.

─N…No hay nada que continuar. ─Me opongo, cruzando los brazos sobre el pecho y dando un paso hacia atrás.

Reed no se atreverá a hacer nada dentro de mi casa, ¿o sí?, me pregunto mientras me muerdo el labio.

Para mi total irritación, el bastardo echa la cabeza para atrás y se empieza a reír.

─No te preocupes, Alison, que no te voy a morder. A no ser que eso sea lo que quieras…

El color de mi rostro debe estar muy cerca del carmín. Dios, es que más insoportable no puede ser.

─¡Cómo crees! ─exploto, casándole otra oleada de carcajadas. Se ha puesto hasta rojo de tanto reírse a mi costa. Es la primera vez que lo escucho reír de esa forma, y pese a que se burla de mí, a una pequeña parte mía le gusta ver su rostro sonriente.

En eso llega mamá a decirnos que la cena está servida. Nos mira con una gran sonrisa en sus labios y ojos socarrones. Puedo escuchar lo que está pensando, y me dan deseos de arrancarme los pelos. ¿Cómo se le ocurre pensar que me gusta Reed? Esto es el colmo, hasta mi propia madre está en mi contra.

A pesar de mis objeciones, mamá me canta cumpleaños y me hace soplar las velas del pastel. Lo malo es que con Reed ahí no me atrevo ni a pedir mi deseo,  porque sé que él lo va a escuchar y se va a poner furioso.

Dangerous Minds Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon