Capítulo 13

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XIII

El día acontece normalmente hasta la hora del recreo, momento que aprovecho para enviarle un mensaje de texto a Daria porque me parece raro que no haya llegado aún. La respuesta que recibo no es muy alentadora. Me dice que su cita se ha atrasado y que no sabe si podrá venir hoy a la escuela. Cierro el móvil y lo guardo en mi mochila, soltando un suspiro. Hoy promete ser un día muy largo.

Aprovecho que tengo unos minutos libres antes de la clase de álgebra para ir al baño. Cuando entro no hay nadie, mas al salir del cubículo, me encuentro a Halley Revees inclinada sobre el espejo retocándose el labial. No quisiera tener que cruzarme con ella; pero tampoco me pienso ir sin lavarme las manos, por lo que me acerco al lavabo más lejano y abro el grifo, rezando para que me ignore.

Eso es pedir demasiado. En un abrir y cerrar de ojos, la tengo a mi lado, clavándome sus fríos ojos azules. Se la ve furiosa, y tengo una idea muy clara del porqué.

─Escúchame bien, perdedora. Más te vale que te quites de mi camino y te alejes de Ethan. No le hables, no lo mires, ni siquiera pienses en él.

Suspiro largamente, resistiendo el impulso de rodar los ojos. Halley y sus delirios de grandeza. Ni que Ethan fuera de su propiedad.

─¿Y si no me alejo qué? ─le contesto. Estoy harta de su actitud engreída, y no pienso dejar de hablarle a Ethan solo porque ella me lo pide.

Los ojos de Halley parecen botar chispas, y su cara se desfigura en una expresión de ira que en otro momento me haría retroceder con el rabo entre las patas.

─Yo tú mido mis palabras, perdedora. Puedo hacer que tu vida en la escuela sea un infierno.

No me quedan dudas de que lo haría. Sin embargo, me niego a darle el gusto. Ya es hora de que alguien la ponga en su lugar.

─Si soy tan perdedora como dices, ¿entonces por qué te sientes amenazada por mí?

Halley se me acerca lentamente. Sus labios están dispuestos en una mueca que afea su bonito rostro. Mantengo mi postura, levantando la barbilla de modo desafiante.

─No juegues conmigo ─su voz es baja y venenosa. Si no fuera porque le estoy leyendo la mente me intimidaría─. ¿Por qué habría de sentirme amenazada? Tú no eres nadie comparada conmigo.

Más que rabia por su estúpido comentario, me dan ganas de reírmele en la cara. Me da hasta lástima. Luego de escuchar sus pensamientos, he descubierto lo insegura que es. Y yo que pensé que ella era omnipotente. La estaba sobreestimando. Después de todo, resulta que Halley es tan insegura como cualquier adolecente de nuestra edad, solo que lo oculta detrás de su fachada de chica popular.

─Sí, como digas. Me quedaría a platicar sobre lo superior que eres, pero tengo una clase a la que asistir ─le digo, girándome para ir a secarme las manos.

Halley me agarra por un hombro forzosamente, impidiendo mi acto de escapismo.

─¿A dónde crees que vas? De aquí no sales hasta que yo diga.

Esto es lo que me falta, que Halley me de órdenes. Aprieto los puños. Me está colmando la paciencia y no sé si podré mantener la calma por mucho tiempo.

─Métete esto en la cabeza ─digo, mirándola directo a los ojos─. Yo no tengo la culpa de que Ethan no te dé ni la hora. Si quieres quejarte con alguien, hazlo con él. Ahora si me lo permites...─culmino, para después girar en redondo y salir del baño, dejándola hecha una bola de furia.

«Me las vas a pagar, Alison. Me las vas a pagar», es lo último que escucho de sus pensamientos antes de bloquearla por completo. Bastante tengo con mis otros problemas como para preocuparme por ella. Además de que voy para la clase de álgebra. No puedo andar distrayéndome escuchando sus amenazas.

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