59. Todos los caminos llevan a Roma.

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                                                                                           59. Todos los caminos llevan a Roma.

Caminaba por aquellas calles mientras intentaba controlar mi respiración alterada ante la pelea que acababa de tener con Luke, seguía sin poder creer que realmente hubiese sido capaz de hacer eso por unos estúpidos celos injustificados. Escuché el motor de un coche acercándose cada vez más a mí y aceleré mi paso, comenzando a sentir miedo, extinguiendo la vergüenza por mi pijama.

—¿M? —Escuché su voz cuando el ruido cesó y me estremecí, había echado tanto de menos su voz.

—Brook —susurré girándome y observando como su coche estaba parado a unos metros de mí.

—¿Subes? —preguntó y me mordí el labio, sabía que no debería y menos cuando acababa de discutir con Luke minutos atrás, pero él no tenía por qué enterarse. Asentí mientras me acercaba al coche y abrí la puerta, metiéndome dentro.

—¿Qué haces aquí?

—Estaba buscándote.

—¿A mí?

—Sí. —Arrancó el coche y me giré un poco para verle más directamente.

—¿Por qué?

—Te vi salir así de la casa y luego Luke volvió solo y pensé lo peor, y he acertado. Ese cabronazo sigue haciendo de las suyas, ¿eh? —se burló echándome una rápida mirada y sonreí pesadamente.

—¿Qué haremos ahora? —quise saber mientras 'wonderwall' comenzaba a sonar en la radio que, al parecer, llevaba encendida todo el rato.

—¿Llevarte a casa no sería una buena opción? —propuso—. Bueno, me imagino que si estabas en la fiesta con Luke y vestida de esta forma, tus intenciones no eran volver a casa esta noche —se burló un poco de nuevo, mirándome de reojo y comenzando a tararear la canción.

—Da igual, tú llévame.

—¿Chocolate caliente y churros te parece bien? —dijo para seguir tarareando después y no contesté, solo sonreí mientras reposaba mi cabeza en el asiento y suspiraba cerrando los ojos, sabía que se lo tomaría con un sí.

                                          (...)

—¿Qué has estado haciendo entonces, Lerman? —hablé cuando hubimos salido del coche en aquel descampado a las afueras de Holmes Chapel en el cual había estado más de una vez.

—Poca cosa, llevar los estudios al día y eso —respondió seriamente y dejé de caminar mientras él se subía al capot del coche con su chocolate caliente y la bolsa de los churros que había comprado en la mano—. Sabes que antes de hacer eso le besaría el culo a mi padre, M, sólo bromeaba. —Y le sonreí de forma cínica.—No ha pasado tanto tiempo para que empieces a olvidar mi sentido del humor, ¿o sí?

—Si hubiese sido por mí, no habría un espacio de tiempo entre nosotros, Brook —contesté mientras miraba bebía un poco de mi chocolate.

—Sabes que tuve que hacerlo —justificó y le miré de reojo, viendo como le daba un muerdo al churro.

—Me dijiste que las cosas no cambiarían mucho y de un día a otro dejaste de hablarme, ¿te estás quedando conmigo? —reclamé mientras me giraba a verle.

—No, simplemente pensé que sería la mejor opción.

—¿La mejor opción para quién?

—Para mí.

Rebeldía (Luke Hemmings)Where stories live. Discover now