70. Cierra los ojos.

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            (Canción que Brook canta: Austin Mahone: Shadow, a la derecha en multimedia, recomiendo escucharla mientras leéis)         

                                 70. Cierra los ojos.

Llamé al portal por segunda vez esperando una respuesta.

—¿Sí?—Escuché la voz ronca del entrenador al otro lado del telefonillo.

—Soy Mickie Irwin, ¿podría abrirme?

—Oh, Mickie, claro, sube.—La puerta se abrió dándome paso al hall, todo parecía tan delicado y refinado que me sentí ridícula por estar llevando unos vaqueros con la sudadera de baloncesto de Ashton. Qué podía decir, tenía esa manía que me hacía amar la ropa de los chicos. Subí hasta el tercer piso en ascensor y llamé a la puerta en cuanto llegué.

—Si buscas hacerme la pelota trayendo la sudadera del equipo, está haciendo efecto, Irwin.—Fueron las primeras palabras que salieron de su boca cuando me vio.—Pasa, pasa.—A pesar de lo basto que podía ser ese hombre, el haber estado con su hijo cuando Luke le mandó al hospital o, simplemente, ser su amiga, había creado una pequeña confianza que no me desagradaba.

—Venía a buscar a Brook.—Dije mientras entraba y observaba la casa con fascinación, si el hall me había parecido elegante, aquello lo era el doble, podía jurar que sobre la mesa de té había un jarrón de oro.

—¿Quién es nuestra visita?—Escuché la voz femenina proveniente de la que deduje que sería la madre de Brook.

—Mickie Irwin, una alumna mía y amiga de Brook.—Entonces una figura apareció en el salón, era morena y podría medir lo mismo que yo. Retiró las gafas que llevaba sobre el puente de la nariz y me miró sonriente.

—Un gusto, Mickie. Brook está en la azotea con la guitarra.—Indicó y volvió a desaparecer de mi vista.

Caminé por el pasillo que me hubo indicado el entrenador y subí unas escaleras en caracol que llevaban a la azotea, aquello era, seguramente, una de las ventajas de tener un duplex, la azotea. Comencé a escuchar una melodía acompañada de una guitarra a medida que avanzaba y, cuando llegué al final, observé como apoyado en el borde de la azotea, se encontraba Brook tocando la guitarra.

You walk into the room so perfect but unaware, making me stop and stare. Every time I heard he broke your heart, can I just fix you girl? Show you a different world? I'll take you anywhere, I'll put you on a throne, I'll lay down my heart, I swear and I'll make sure that you'll never be alone.—Escuché sorprendida como cantaba y me crucé de brazos sonriendo mientras seguía escuchando, la última vez que recordaba haberle escuchado cantar fue en su coche cuando nuestra relación de mejores amigos se mantenía viva y, la verdad, había desafinado cual gato agonizando, o quizá solo hubieses fingido para sacarme alguna sonrisa. Pero esta vez era diferente, tenía una voz rota y ronca, algo que quedaba demasiado bien mientras cantaba y tocaba la guitarra. Su fachada de chico malo siempre me demostraba cuán traicioneras eran las apariencias porque Brook, pareciendo el típico rompecorazones y cabrón, lleno de tatuajes y con su mala costumbre de fumar, era aquel que cantaba canciones románticas, acudía a mí siempre que lo necesitase, secaba mis lágrimas y aconsejaba, escuchaba y comprendía a pesar de que yo había roto su corazón en todas las oportunidades en las que él me lo había entregado.—Only my shadow knows how I feel about you, only my shadow goes where I dream of you and me, should I go or wait? Is it too soon, too late? Only my shadow knows. I've been loving you so long and now that I got the chance, I see you need to dance on your own so I'll wait another day, maybe another year, I'm gonna be right here, oh. I'll take you anywh... ¿Mickie?—Sus palabras frenaron en su boca y sacó la correa de la guitarra de su cabeza para, segundos después, colocar esta en el suelo.—¿Desde cuando estás aquí?—Caminó hacia mí mientras sus manos, que parecían sudarle, fueron restregadas contra su pantalón vaquero.

Rebeldía (Luke Hemmings)Where stories live. Discover now