Capitulo 2

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Tranquilos, estas no son solo historias al azar que se me van ocurriendo para contar, si no que son algunas para que entiendan mejor como funciono. Esta vez les contare sobre una niña enamorada.

Ah... el extraño y estúpido amor, ese que te vuelve estúpido con solo oírlo, estúpido y mas estúpido... ¿Se nota mucho que odio el amor? Pues son cosas que pasan.

Cintya estaba (como todos los días) escribiéndole cartas a su amor, a un chico llamado Marcos. Ella era muy tímida y no se atrevía a decirle nada, pero le dolía verlo todos los días en clases y jamas poder ni siquiera entregarle esas cartas. Le agradaba su cabello, su mirada seria pero amable, y esos lentes que siempre usaba... de tan solo volver a pensar en él se ponía increíblemente nerviosa, lo suficiente para dejar de escribir y echarse a su cama a fantasear un rato.

- Oh Marcus... -dijo Cintya acariciando una foto que le había sacado de la red social- si tan solo supieras cuanto te amo, daría lo que fuese porque lo supieras.

Y allí es donde entro yo

- Eso es muy fácil –le dije, ella se asusto como siempre lo suelen hacer, hasta me arrojo una almohada pero yo la atrape y la deje en el suelo- eso no es muy cortes Cintya, yo solo quiero ayudarte.

- ¿Eres ese sujeto de los tratos? –Me sorprendí de que mi fama fuera tal que ya hablaban de mi, pero asentí con la cabeza- Quiero que Marcus me ame, me ame a cualquier precio.

- ¿Y que pasa si no es tu amor verdadero? –Tenia demasiadas dudas sobre si darle lo que quería o no- Te amara aun cuando encuentres a alguien mejor

- Yo se que el lo es, no tengo ninguna duda –Me di cuenta entonces de que ella estaba enamorado de la fantasía de Marcus, de la idea que ella misma creo en su cabeza.

- ¿Sabes que? Te daré algo mejor, te creare una oportunidad para que puedas decirle todo lo que sientes

- ¿Y-yo? Moriría de vergüenza de inmediato –Su cara se puso roja como frutilla, eso me pareció chistoso- ¿Cómo lo harías?

- Me llevare todas tus cartas y lo obligare a que las lea, así sabrá que hay alguien en el mundo quien lo quiere de verdad y de seguro te propondrá una cita, ¿Te parece?

- ¡Si claro que si! –Grito ella emocionada- ¿Qué deseas a cambio –Recorrí la habitación con mi vista, era una petición tan absurda y sencilla que no debía pedirle demasiado.

- Algo sencillo, quiero ese gorro que tienes allí –Le señale un gorro de color rojo, no me sirve de nada ya que no siento frió, pero nunca esta mal algo de estilo.

- Trato hecho –ella se levanto para poder entregárselo, y mientras lo hacia me levante mi manga para que mi brazo estuviera al descubierto. Mi brazo se hizo huesos blancos y el fuego fatuo lo recorrió, estire mi mano y ella cerro el pacto.

- No hay devoluciones –le dije mientras con mi otra mano tomaba su gorro, puse todas las cartas en el y me fui de inmediato.

No creo haberlo mencionado pero yo puedo seleccionar quien me puede ver y quien no, al igual que me puedo tele transportar a cualquier sitio que yo quiera. Es una especie de ventaja con este trabajo, pero decidí caminar esta vez.

Debía hacer que Marcus tuviera una cita con esa chica, pero el problema es que a Marcus jamas le gusto tener citas, prefería hacer literalmente cualquier otra cosa, y nuestra relación es bastante complicada, en especial luego de mi funeral.

Ley del AlquimistaWhere stories live. Discover now