Capitulo 3

5 1 0
                                    

Marcus... ese día lo oí llorando con ganas, creo que tan solo había pasado un mes.

- Daria lo que fuese por tenerte de vuelta amigo... -Estaba obligado a aparecer, pero no lo hice. Ya había cumplido unos 7 deseos, pero no podía cumplir esto a Marcus.

En ese momento logre presentir que alguien mas venia, mas bien, algo mas estaba viniendo. No podía permitir que un demonio hiciera un pacto con el, perdería su alma si aceptaba, no tuve mas opción que presentarme.

- Hola Marcus –desearía que no pero el reconoció mi voz

- ¿Eres tu? –Sus ojos se aclararon casi de inmediato- ¿Enserio eres tu?

- Técnicamente no –le respondí- yo ya no existo, pero aun puedo moverme a través del plano terrenal.

- ¿Cómo lo hiciste?

- Lo siento amigo, las reglas me lo prohíben –Mas bien solo algunas

- ¿Eres como un demonio? –Jamas lo había pensado demasiado, pero sabia bien la respuesta

- No lo soy, soy mas bien un genio de esos que dan deseos, pero debo obedecer a la ley del alquimista

- ¿La que dice que si quieres algo debes entregar algo?

- Exacto

Desearía no haberle dicho eso, ya que pude presentir como una horrible idea nacía en su cabeza.

- Quiero que me des algo

- ¿Estas seguro de querer un trato?

- Cien por ciento seguro –no estaba preparado para lo que dijo- quiero que te revivas a ti mismo.

Discutimos casi una hora, el de verdad quería que yo regresara, pero la verdad ni siquiera yo sabia muy bien si quería volver al mundo normal.

Fuimos hasta el campo a las afueras de la ciudad, mi familia tenia parte de un campo y habían decidido enterrarme allí. Llegamos en el auto de Marcus, pasamos el portón y llegamos hasta donde había un total de 3 tumbas.

- Mis abuelos –le conté- querían ser enterrados en este lugar juntos, no me extraña que mi tumba este puesta aquí también

- Debemos desenterrarte para que no revivas de nuevo en la tumba

- Muy sabio

Estuvimos un largo tiempo cavando hasta encontrar el ataúd, lo subí hasta la superficie y lo abrí, solo para encontrarme con mi propio cadáver. Llevaba un mes entero muerto, los gusanos habían comenzado su labor de devorarme, y podía ver como mi cabello se había marchitado.

- ¿Me das esa naranja? –Le pregunte a Marcus, apenas me la entrego la arroje dentro del ataúd, y arroje algo de fuego fatuo dentro- debo dar algo para obtener algo –le recordé, y mi cuerpo se restauro.

- Ahora hagamos ese trato, quiero que tu vuelvas a la vida

- Te costara bastante, una vida no es poco.

- La vida de mi abuela es lo que te daré –Me quede callado, estaba impresionado. Sabia que a Marcus no le agradaba mucho su abuela pero matarla era demasiado- ella de todos modos solo tiene unos días de vida.

- Esto... -me puse a pensar un largo rato, pero acabe por aceptar- trato hecho –descubrí mi brazo, este se volvió huesos blancos y el fuego fatuo lo recorrió, le estire la mano y él la estrecho de inmediato- Solo por esta vez, si no estas convencido puedes cancelar el trato.

- Gracias

Apenas nos soltamos mi cuerpo empezo a desvanecerse, y se fusiono con lo que yo era (supongo que un alma pero con mas poder), y de a poco volvi a estar en mi cuerpo humano, yo volvia a estar vivo.

- ¿Estas satisfecho?

- ¿Por qué te enoja tanto volver a estar vivo?

- Porque mi tiempo ya acabo Marcus, engañe a la muerte convirtiéndome en El Alquimista y ahora estoy de vuelta en el mundo humano, y se siente demasiado extraño

Marcus intento darme un abrazo, se lo recibí pero me di cuenta de que mi brazo seguía estando con huesos.

- Oh no... -le dije, y transforme mi brazo a su forma natural. Marcus entonces recibió una llamada, era de su madre contándole que su abuela había fallecido. Marcus lloro, y yo no pude evitar llorar junto a el, no solo no había funcionado si no que ahora él había perdido a dos seres queridos- por favor, solo di las palabras y todo volverá a ser como antes.

- No quiero que mueras

- No importa si es lo que quieres o no, si sigo vivo aun tendré que cumplir mi trabajo de Alquimista, y si llego a pasar mas de un mes sin cumplir mi labor moriré para siempre, no habrá cielo ni infierno para mi, solo olvido.

Él esta vez lo entendió, me abrazo nuevamente y logro decir unas palabras.

- Me arrepiento del trato –note como sus lagrimas caían

- Lo lamento, el trato esta roto –Chasquee los dedos y mi cuerpo volvió a caer al suelo, y yo quede de pie sobre él. Lo moví hasta la tumba y volví a tirar la tierra encima.

La madre de Marcus volvió a llamarlo y le dijo que prácticamente de la nada su abuela había vuelto a respirar. Mi labor estaba hecha y con el dolor de mi corazón lo tuve que abandonar.

No he vuelto a hablar con el desde hace unos 2 meses... y ahora estoy obligado por culpa de esa niña. Pues bueno, nadie dijo que seria sencillo.

Ley del AlquimistaWhere stories live. Discover now