ꕥ Capítulo 3ꕥ

81 15 31
                                    


Poco a poco las cosas de mis maletas iban siendo guardadas. Mi mamá había dicho que le dejara eso a los sirvientes, pero yo mismo quise hacerlo.

Tomé mis audífonos y encendí mi celular. La música es algo que me ayuda a hacer los quehaceres sin verlo como algo aburrido.

Acomodaba y doblaba mi ropa por colores, no pregunten por qué, solo diré que es algo que me entretiene.

—Olvidé mi mochila antigua.

Me levanté del suelo y me sacudí. La puerta fue abierta antes de que pudiese dar un solo paso.

—Le traigo la mochila, joven.

—Muchas gracias —caminé hasta ella y tomé la mochila—. ¿Puedo pedirte un favor?

—Usted pida lo que quiera.

Miré a donde estaba Hobak.

—¿Podrías traerme el alimento para gato que compraron en la mañana?

Asintió e hizo una reverencia. Cerré la puerta apenas se fue. Caminé hacia mi cama y tiré todas las cosas de la mochila a ella.

Juguetes para gato, dos relojes, cinco gorras, un par de guantes, una bolsa, libretas antiguas, el peluche que me regaló Kai y...ese peluche.

Estaba a nada de agarrar el peluche que me traía tantos recuerdos de hace dos años, de no ser que la música de la habitación de al lado sonaba demasiado para mis oídos, y eso acompañado de dos voces fingidamente desafinadas y una voz rescatable.

Miré de nuevo a Hobak, ahora estaba despierto y agitando su colita de un lado a otro.

Sin pensarlo salí de mi cuarto y abrí la puerta de la habitación de al lado.

—¡Bájenle a su música o por lo menos bajen la voz y canten bien! ¡Mi bebe necesita dormir!

Como había rompido la regla dos y cuatro no les di tiempo de responder por lo que cerré rápidamente la puerta sin haber dicho nada más.

Regresé a mi habitación. Fui directo hacia mi cama y tomé el peluche, lo miré por unos segundos y luego dirigí mi mirada hacia la ventana.

—No puedo desecharte, sí, me das malos recuerdos, pero eso ya quedó atrás.

Seguí viéndolo aproximadamente dos minutos hasta que me di cuenta que algo en el estaba mal: Sus extremidades derechas estaban algo rotas.

—Te arreglaré tus partes rotas y luego te pondré a lado de tu amigo.

Sonreí. Al notar la estupidez que estaba haciendo negué con la cabeza varias veces de manera rápida.

—¿Qué estoy haciendo? Ya no tengo ocho años.

Lo dejé sobre mi cama. Saqué la aguja y el hilo de mi cajón, y después lo cerré, tomé nuevamente el peluche y...

—¡Hijo! ¡Hijo!

Mi corazón se aceleró al escuchar sus gritos. Sin pensarlo dos veces tumbé las cosas en mi cama y salí corriendo hacia donde escuché la voz.

—¿¡Que pasa!?

—¡Estoy hablando con unos señores de una agencia y me dijeron que...!

—No —interrumpí—. Diles que no.

—¿¡Que!? No puedes desaprovechar esta oportunidad.

Caminé hacia ella solo para quitarle el teléfono y colgar.

—No puedes confiar tan rápido en esas personas. Quiero que me respondas una pregunta, ¿De dónde sacaron nuestro número de casa, eh? Como no se te ocurre que pueda ser un estafador, hay que pensar más, estamos en un mundo donde te estafan fácilmente.

TXT ❥Es mejor si te evito/ Segunda Temporada【 YeonHyun/ YeonTae🎔】Where stories live. Discover now