Revés del Destino VIII

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La gitana con la que Heather se encontró a la salida de la tienda de sombreros le dijo algo que la dejó pasmada.

“Un cambio de vida es lo que os espera, querida niña, siento deciros que estéis que estar preparada”

¿Qué había querido decir con eso? Seguro que se estaba refiriendo a la boda con Dominique. Sonrió. Si, seguro era eso. Dentro de poco sería la Marquesa de Monfort y tendría que ocuparse de la larga agenda social de su venerado marido.

Soñaba con reposar entre sus brazos y… se ruborizó ante el pensamiento. Sentaba como estaba en el carruaje no le quedaba más que bajar el ala del sombrero para evitar ser descubierta; ella y sus inapropiados pensamientos. Pensamientos que una señorita de casa y cuna noble no debía tener. Pensamientos calientes y húmedos sobre los besos apasionados que su prometido le obsequiaba a cada momento.

Pero, aún faltaba mucho para la boda. Un mes se le haría imposible. Ella había puesto la condición que no siguieran tanteando el terreno de lo indecoroso para Dios  y a la sociedad, pues pronto tendrían la aprobación de todos… ¡Era tan difícil hacer las cosas bien!

Un mes, Heather, solo falta un mes…

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