Tres: Beso entre risas

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Era la mañana de Navidad y Bright estaba tomando el desayuno con calma mientras su ansioso novio no paraba de caminar con su regalo en la mano, esperando para abrirlo. Al joven le parecía peculiarmente romántico que Win estuviera tan emocionado por la caja que él le dio, mientras tenía otras de parte de sus fans esperando por él.

—¿Por qué me estás esperando? —preguntó curioso el chico—. Ábrela.

—¿De verdad? ¿Puedo? —los ojos de Win brillaron. —Pero quiero que abramos los regalos juntos. Es nuestra primer navidad como pareja después de todo, así que hagamos cosas de pareja.

Bright se levantó de su silla con una sonrisa pícara y sus manos automáticamente se posaron en la cintura del contrario. A pesar del tiempo que llevaban juntos, Win no sabía cuándo cerrar la boca. ¡Bright tenía la mente tan sucia, incluso en Navidad!

—Cosas de pareja, ¿eh?

—¡No me refiero a eso! Sostén la caja, la abriré.

Sonrojado, Win se separó un poco y utilizó un cuchillo para romper el cartón. Dentro de la caja había una carta y un suéter verde con detalles navideños. Le encantó, realmente no le importó que los dibujos de los renos fuesen tan ridículos, se enamoró de aquella prenda al instante.
Sin esperar mucho, tomó el papel.


Estimado Metawin:

No sabía qué comprar, así que encontré este abrigo que es igual de ridículo que tú. No soy bueno con las palabras, solo diré feliz Navidad y te tomaré muchas fotos. No esperes nada cursi.

Bright.


Win no fue capaz de ocultar la sonrisa bobalicona. Sabía que se escondían muchos sentimientos contenidos en esas palabras. Entendía que su chico no era demasiado demostrativo ni romántico, pero aún así lo cuidaba y mimaba siempre. Se sentía amado.

—Gracias —el más alto miró a su novio con ternura.

Bright sonrió y asintió antes de llevar sus manos nuevamente al cuerpo de Win, dejando caer la caja. Sus dedos pasaron juguetonamente por su abdomen y su cintura, lo cual activó al instante las cosquillas en el cuerpo ajeno. Win comenzó a reír sin control hasta que Bright consiguió retirar el abrigo que llevaba puesto y colocarle la prenda nueva.

—Te ves ridículo, Metawin... —sus orejas se pusieron rojas antes de continuar hablando. —Ridículamente guapo y encantador.

Las cosquillas comenzaron nuevamente hasta que, de alguna manera, ambos cayeron al sofá de la sala. Bright atrapó al castaño bajo su cuerpo y continuó con su ataque, aprovechando el momento en que Win soltó una gran carcajada para besar la comisura de sus abundantes labios. Se miraron fijamente durante un instante, con los ojos brillantes y felices.

—Tampoco soy bueno con las palabras, pero me haces muy feliz.

Eso fue lo último que Metawin dijo antes de que su boca fuese ocupada por la boca ajena. Bright aprisionó los labios de Win entre los suyos para luego succionarlos suavemente y saborearlos con verdadera pasión. Se adoraban, aquel sentimiento no les cabía en el pecho. Se sentían tan afortunados de tenerse, que no necesitaban palabras. Un beso así de dulce era suficiente.

Cincuenta maneras de besarte bajo el muérdago | BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora