Seis: Beso en público

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Estar frente a una multitud de gente no era problema para ninguno de los dos. Habían bailado vestidos de Santa Claus, habían cantado, jugado e incluso se atrevieron a hacer chistes realmente malos; no había una sola cosa que Bright y Win no pudieran hacer para que sus fans sonrieran en aquel evento de Navidad. De hecho, el más alto bromeó con la posibilidad de sentirse algo atraído a su compañero, lo cual generó miles de gritos y vitores.
El tiempo pasó y las actividades se llevaron a cabo tranquilamente, hasta el momento en que debían jugar al famoso juego del pocky, el cual consistía en comer el delgado palito crujiente hasta dejar el pedacito más pequeño posible. No hubo problema al comienzo, ya que ambos estaban confiados en que podían lograrlo, pero todo se tornó bastante tenso a medida que se acercaban; entre los gritos de los fanáticos y la timidez, Bright intentó alejarse un poco, pero el contrario no quería terminar el juego allí, por lo que fue decidido a dar el último bocado.

Y sus labios terminaron explorando los ajenos de una manera no muy inocente.

No había duda de que eso lo había visto todo el mundo. Y que habrían miles y miles de fotos circulando en las redes sociales durante el próximo mes. Jamás habían oído a la gente gritar tanto por algo que hicieran.
Win se sintió bastante mal al separarse de Bright, porque se había dejado llevar sin pensar en las consecuencias o en los problemas que podían crear con una acción tan simple como besarse, sin embargo ambos rieron educadamente e intentaron dejar atrás lo que acababa de pasar, actuando como los profesionales que eran.
Cantaron un poco más y se despidieron del público, aún sonrientes y enérgicos.

Bright se notó inexpresivo y algo nervioso al segundo de bajar del escenario, pero intentó lidiar con ello e ignorar a todos, caminando hacia el camerino con firmeza. Win le siguió los pasos y no dijo una palabra hasta que pudieron estar a solas.

—B-Bright...

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Tal vez porque me gustas? —dijo en un tono irónico—. Nunca lo sabré. ¿Debe haber un motivo? Estabas cerca de mí, me tenté a hacerlo, ¿qué hay de malo en eso?

—En que lo hiciste en público, Metawin. Eso hay de malo. Si sientes tentación de besarme, hazlo más seguido sin avisarme, tal vez eso me haría sentir menos expuesto —respondió en el mismo tono.

Win, siendo travieso una vez más, se acercó con rapidez y plantó un inocente beso en los labios de Bright.

—No seas irónico conmigo. No funciona, cariño.

—Bien, no estoy siendo irónico ahora —susurró el mayor—. Hazlo de nuevo, cariño.

Cincuenta maneras de besarte bajo el muérdago | BrightWinWhere stories live. Discover now