🚌Capítulo 9🚌

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Albuquerque, Nuevo México

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Albuquerque, Nuevo México. 13 de junio de 2023.

Maldita sea la hora en que pensé que sería buena idea dejar salir a mi niña interior de nuevo. Aún siento el tacto de Mael sobre mi piel, su agarre firme en mi cintura, sus labios sobre mi cuello. ¿Pero qué clase de demonio me poseyó anoche para desmelenarme de esa manera? Está claro que Mael es una tentación con patas.

Estoy muy dolida aún con él por el pasado. No entiendo por qué se comporta como si nunca se hubiese marchado ni mucho menos por qué se lo estoy permitiendo. Soy como un camaleón que se adapta a las circunstancias, y ahora me he adaptado a lo de fingir que todo está bien. Pero no lo está. Necesito respuestas al torbellino de preguntas que se agolpan en mi cabeza.

¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no te despediste?¿Me quisiste alguna vez? ¿Signifiqué algo para ti o no fui más que algo pasajero? ¿Hasta qué punto te importo?

—¿Cómo te encuentras hoy? —La pregunta me pilla desprevenida mientras observo el sol nacer por el retrovisor de la furgoneta.

Ladeo mi cabeza en su dirección meciéndome al son del traqueteo de la carretera y separo mis labios para contestar, pero no consigo emitir palabra alguna. Me duele todo el cuerpo y tengo una montaña de contracturas emergiendo en mis cervicales que no dudo en masajear con una mueca de dolor.

—Estás destrozada, ¿eh? —Se ríe.

—Ese hotel era una completa mierda.

—Te dije que empezáramos a dormir en la furgoneta.

—Ya.

Los colores se me suben a las mejillas de solo pensarlo. El colchón del que dispone la camper puede acogernos perfectamente a los dos, lo único es que tendríamos que dormir piel con piel, bien pegaditos, y no sé si me veo preparada para ello. Más bien no sé si me veo preparada para resistir la tentación de terminar con lo que empezamos anoche.

—¿Ya, qué? —Sonríe mirándome vacilón.

—Nada —frunzo los labios—, además ya no habrá más noches, ¿no? Hoy llegamos a Los Ángeles.

—¿Es eso lo que quieres?

—Discúlpame, pero no entiendo tu pregunta —contesto admirando su perfil.

—No sé, pensé que querrías disfrutar un poco más del viaje, de la experiencia, para conocer más lugares, ya sabes...

—Mael, ¿dónde me estás llevando?

Se produce un breve silencio por su parte en el que parece meditar su respuesta.

—¿Dónde quieres que te lleve?

Inmediatamente abro mi boca para contestar, pero sus ojos encuentran los míos y puedo percibir un pequeño brillo de ilusión y esperanza en ellos. Los nervios que habían comenzado a apoderarse de mi cuerpo por la incertidumbre se calman entonces y me recoloco en mi asiento.

Lo predijeron las cartasWhere stories live. Discover now