🚌Capítulo 10🚌

328 53 537
                                    

Phoenix, Arizona

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Phoenix, Arizona. 14 de junio de 2023.

—No te puedo creer.

El tono con el que Karina emite estas últimas palabras es una mezcla de decepción y sorpresa que no podría acercarse más a lo que yo misma siento. Su llamada ha logrado despertarme de mi letargo de borracha hace poco menos de veinte minutos y, nada más abrir los ojos y hacerme eco de la realidad, he huido como la muy cobarde que soy.

Sí, he huido como alma que lleva el diablo.

He huido porque me veo incapaz de mirar a Mael a la cara; porque pequeñas pinceladas de la conversación de anoche aterrizan a ráfagas en mi memoria y son suficientes para abochornarme. ¿Pero quién me manda a mí beber tanto? Menuda bocachancla estoy hecha.

—Lo sé, soy idiota —confieso, avergonzada.

—A ver, tampoco es eso. No eres idiota, eres humana, y Mael significó mucho para ti en el pasado. Es normal que hayas tenido un momento de debilidad, y más si habías bebido, pero, joder, Carol, es que... ¡Mierda! No sé qué decirte... —La veo resoplar dejando sus mejillas infladas cual hámster hasta que suelta todo el aire y añade—: ¿Y la boda? ¿Siguen tus planes en pie?

—Por supuesto —contesto, demasiado obvia, sin dudarlo.

—No entiendo nada, tía, entonces ¡¿a qué mierda estás jugando?!

Me he alejado a una distancia prudencial de la furgoneta para evitar que Mael se despierte y, aun así, tengo la sensación de que Karina habla demasiado alto a través de la videollamada.

—Baja la voz o te cuelgo, histérica —le advierto entre risas nerviosas.

—Dime una cosa, Carol, y quiero que seas sincera, al menos contigo misma: ¿estás volviendo a sentir cosas por Mael?

—¡No!

—El hecho de haber respondido tan rápido y con esa cara de loca paranoica me confirma lo que tanto me temía.

Me mantengo en silencio porque soy incapaz de rebatírselo. Tiene razón, mi cabeza es un jodido caos en estos momentos y en mi interior está aconteciendo un bombardeo de indecisión y dudas que no consigo asimilar. Es como si Mael hubiera llegado para ser ese punto de inflexión que cambiaría el rumbo de los hechos.

Lo único que soy capaz de discernir entre todo este mar de dudas es que estoy perdida en un limbo de preguntas sin respuesta. Es exactamente así como me siento cuando intento recurrir a la razón para que me explique a qué se supone que está jugando: perdida.

—¡Buenos días! —Oigo de pronto a lo lejos.

—Mael se ha despertado, hablamos mañana, ¿vale? Descansa, te quiero.

—Deberías tener una seria charla con tus sentimientos, para aclararte, ya sabes —ríe Karina—, te quiero.

Le mando un beso con la mano a la pantalla y cuelgo. Reconozco que estoy muy nerviosa y que he estado rezando interiormente durante todo este rato para que este momento llegara lo más tarde posible. Pero allá vamos, enfrentemos las consecuencias del alcohol.

Lo predijeron las cartasWhere stories live. Discover now