capitulo 5 ~ El celo

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La gran batalla había logrado su cometido, rápidamente se corrió el mensaje, los reinos temerosos retrocedieron, ninguno quería experimentar una masacre similar a la que ocurrió aquel amanecer en el sur.

T.n: mi señor, ahora usted es el rey definitivo de estas tierras, no hay quien ose desafiarle.

Bakugo: Lo sé, mi dominio es indiscutible, ahora consolidaremos el poder, vigilen las fronteras, cualquier atisbo de desafío será aplastado de inmediato la leyenda del rey alfa perdurará.

T.n: Los guardias ya se desplegaron a lo largo de la frontera señor, todo se encuentra listo.

Bakugo: Los guardias son solo el primer paso, la vigilancia debe permanecer constante no descansaremos, deseo que los rebeldes sientan nuestra sombra y que mi dominación sea eterna.

Tras haber realizado todos los preparativos necesarios para asegurar el bienestar de la manada sentía que ya no podía negar más el cansancio y dolor que se hacía presente en mi cuerpo.

T.n: Mi señor, se que es imprudente de mi parte solicitar algo de tal descaro, pero necesito tomarme un tiempo de descanso, por favor otorgeme el permiso.

El rey me miró consu típica cara de hastío y hablo.

Bakugo: ¿Descanso? Los débiles no merecen descanso, trabaja más duro y demuestra tu lealtad, no vuelvas a mencionar una estupidez como esa en mi presencia.

T.n: Mi señor me disculpo pero mi celo se está presentando, pronto no seré capaz de mantenerme siquiera en pie,no creo ser útil en ese estado.

Bakugo: Las debilidades no son excusa, aguanta y demuestra que eres digna de estar en mi presencia no quiero presenciar flaquezas, la fortaleza es la única moneda de valor aquí.

T.n: ...... Si señor.

Respondo con la respiración entrecortada, ya estaba haciéndose presente en mi, El celo había llegado y en el peor momento posible.

Bakugo: ¿No sabes o no quieres controlar tu celo?, sabia que eras débil pero no permitiré que eso debilite a la manada, ve a la guarida de las hembras, allí encontrarás a alguien que satisfaga tus necesidades y no vuelvas a menos que hallas superado tu deplorable estado.

Es cierto, por lo general el el refugio solo habían alfas y betas y la razón de eso se debía a qué aislaban a todos los omegas en un sector determinado, la guarida de las hembras le llamaban, aquel lugar alojaban a los que eran como yo en espera de servir a algún alfa necesitado de servicios sexuales, yo me sentía privilegiada de no haber sido enviada a realizar aquella labor, yo era la única omega que se mantenía en la cercanía del rey para servirle en sus órdenes, y no quería perder aquel privilegio.

T.n: No es necesario mi señor, yo continuaré.

Realizaba burdos intentos desesperados de ponerme en pie, más mis piernas no respondían, mi cuerpo cosquilleaba por completo y un dolor en mi interior solo se intensificaba.

Bakugo: Tu debilidad no me interesa, si no puedes soportar, eres un lastre, ve a la guarida de las hembras, La manada no necesita a una omega inútil.

Ya no resistía más, sentía que mi garganta y mi vientre bajo se quemaban, el dolor era demasiado.

T.n: Mi señor,......... por favor, ayúdeme.

Bakugo: Patético, no mereces ayuda, si no puedes levantarte por ti misma no mereces pertenecer a mi manada, la debilidad se castiga.

Aún sintiendo que mi cuerpo no me responde me logro levantar apoyando todo mi peso en un árbol cercano.

Bakugo observa con su cara impenetrable cada uno de mis movimientos, a pesar de que consigo ponerme de pie mis feromonas se descontrolan, realizó un nuevo intento con desespero de contener mi celo.

Bakugo: Aún desprendes tu desagradable edor, te lo dije vete ya a la guarida de las hembras,no tolerare tu falta de control.

T.n: Mi señor.....

Dije entre lágrimas, siento la presencia de lobos cerca de mi ubicación, comienzan a llegar alfas los cuales fueron atraídos por mis feromonas.

Bakugo observa a los guardias alfas y luego me grita.

Bakugo: ¿Qué diablos estás haciendo atrayendo a estos idiotas aquí?, no toleraré que arruines la reputación de mi manada, vete a ya a la guarida de las hembras antes de que cause más problemas, es una orden.

Los alfas intimidados por los gritos del rey retroceden, mientras que yo me giro para retirarme más tropiezo y caigo contra el suelo, la fuerza en mi cuerpo era nula muevo mis cansados pies si es necesario eh de arrastrarme con tal de salir de ahí

El Rey Alfa y Su Presa OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora