46

442 52 160
                                    

Hace unas semanas su vida era otra, era feliz con la mujer que empezó siendo su abogada y la había sacado de la cárcel, tenía un trabajo estable, quería empezar a cambiar sus planes de futuro pero de un segundo a otro esos sueños que tenía sólo fueron inventados porque se desvanecieron como pólvora al enterarse de la gran mentira que había sido su miserable historia desde que nació. Siempre le había interesado de donde venía y como había sido desde pequeña pero ahora que sabía toda la verdad que le había ocultado su madre durante años, quiso borrarla de su pensamiento.

  - Amelia hija, ¿Qué estás pensando? - Preguntaba Devoción a su hija mirando su cara perdida en la lejanía.

  - ¡Amelia! - Le zarandeaba para que volviera en sí.

  - Sí, sí, mamá perdona, tenemos que irnos.- Dijo Amelia agarrándola del brazo para montarse en el tren.

Iban apresuradas para montarse en el tren que las llevaría lejos de allí para empezar una nueva vida pero en ese momento a la morena se le pasó por la cabeza millones de imágenes con la abogada, su historia de amor que empezó con una amistad, la infinidad de veces que le dijo "Te quiero", la sensación de sentirse querida y amada por una persona que jamás creyó que podía quererla así con su pasado y el echarla de menos tanto como le dolía recordarla.

Acercó a su madre al tren, la ayudó a sentarse en la primera silla cercana que encontró, le dió un beso en la frente y se despidió de ella prometiéndole que se iba a cuidar, que llegaría a ser la mujer que tanto ella soñaba y para que de una vez por todas pudiera poner en orden el rumbo de su vida.

Llevaba poco dinero en los bolsillos y sólo su mochila con alguna ropa de cambio para así emprender un viaje de vuelta a donde empezó todo, sólo que ahora quería que fuera diferente pero para ello tenía que empezar desde cero, sin nada de robos, mentiras ni bandas escondidas en las que refugiarse, ahora era sólo Amelia Ledesma, una chica humilde y de buen corazón al que habían dañado pero que ahora con su esfuerzo y valentía iba a recuperar todo lo que le habían quitado, incluso al amor de su vida que con sus engaños perdió.

Iba sin rumbo alguno buscando un lugar donde pasar la noche y de pronto en el camino se encontró un camión de mudanzas en el que dos chicos necesitaban ayuda para descargar la mercancía y después de bajar algunos bultos y paquetes le dieron algo de dinero para coger un autobús que le llevara aún más cerca de lo que quería, así mismo siguió buscando algún lugar en el que encontrar un trabajo que hiciera falta para poder volver a casa, como camarera, lavando platos, aparcando coches, todo lo necesario para el billete de vuelta.

Así se llevó un mes en el que estaba dando tumbos para conseguir poco a poco tener algo de fondo para tomar el primer billete y regresar a donde todo comenzó y poner cada cosa en su sitio y recuperar todo lo que le habían arrebatado.

En otro lugar, en la oficina de Luisita, todo marchaba perfectamente con nuevos clientes, casos que defender y ladrones a los que meter en la cárcel, la que no se encontraba en muy buenas condiciones era la rubia que llevaba desde que se casó, un poco desorientada y adaptándose a su nueva vida de casada.

  - Bueno, cuéntame, ¿Qué valoración le das a tu matrimonio durante todo este tiempo? - Preguntaba Mateo a la abogada que se encontraba firmando unos documentos en su escritorio.

  - Bien..., normal, nada del otro mundo. - Respondió Luisita con desgana.

  - Guauuu, te veo super emocionada Luisita, recuérdame ponerte fuegos artificiales para celebrarlo. - Contestó Mateo con burla haciendo rabiar a su amiga.

  - No seas idiota Mateo. Sebastián y yo nos conocemos de bastante tiempo y las mariposas del principio ya se fueron. - Respondió sin dejar de mirar los papeles.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora