Capítulo 20. Problemas mentales

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(Foto de arriba hecha por Naomi1755)

Eran cerca de las tres de la mañana en cuanto el pequeño pelimorado despertó bruscamente, con la respiración muy agitada.

Otra pesadilla...

Ya era la tercera vez que se desvelaba por culpa de aquellos horribles mal sueños en la semana. Sin duda, era algo muy serio, pero no quería despertar al peliazul por ello. Sin poder contenerse ni un momento, se tapó hasta el cuello con la manta, abrazó a su conejito de peluche y empezó a sollozar en silencio, tratando de hacer el menor ruido posible. Bon, que no era sordo, se percató de inmediato que Bonnie había vuelto a tener esas pesadillas, al escucharle intentar llorar para sí solo, pero no podía. Sin más, se levantó de su cama y encendió la luz de noche que había sobre su mesa al lado de la cama. Se dirigió hacia la cuna donde lloraba el pobre Bonnie, ahogándose en sus propias lágrimas. Al mayor se le partía el alma el verlo sufrir de esa manera. Sin que se diera cuenta, lo destapó y le empezó a acariciar su espalda y luego su brazo derecho para que reaccionara, pero este sólo lo ignoraba.

- Bonnie, tranquilo, no pasa nada- el peliazul trataba de calmarle.

El pequeño se giró y de reojo casi no podía ver por culpa de las lágrimas la preocupación que Bon portaba en sus ojos. Eso sólo lo empeoró, se sentía culpable de ser una carga para el peliazul, por lo que empezó a llorar más fuerte, pero sin llegar a gritar. Ahora sólo quería estar solo. Sin que nadie se preocupara con él. Pero, Bon no le iba a dejar desanimarle tan fácilmente. Con cuidado, lo tomó por debajo de los brazos y lo recargó en su regazo, para luego arruyarlo y mecerlo delicadamente. El pelimorado se iba tranqulizando poco a poco, y ya no lloraba, sólo se dejaba llevar por el mayor mientras se agarraba a su camisa y se aferraba al pecho de este. Bon se cansaba de estar de pie, por lo que se sentó en el borde de su cama para estar más cómodo. Le susurraba en el oído para acabar de calmarlo, y le canturreaba alguna que otra nana, pero el pequeño no terminaba de tranquilizarse. Pasó al plan B.

- Bonnie, ya sé que esto es difícil para ti, más por esos estúpidos sueños- suspiró el mayor y lo sentó delante de él-. Pero no te preocupes. Mañana mismo le decimos a Irene para que pueda solucionarse, ¿te parece?- el pelimorado solo asintió, soltando las últimas lágrimas, con la mirada cabizbaja- Hey, no llores- le levantó la cabeza y le retiró sus lágrimas con sus dedos-, no me gusta verte triste. Me gusta cuando sonríes, pues, si te soy sincero...- le apartó unos mechones de su pelo- tu sonrisa es más bonita que incluso todas las estrellas del cielo unidas.

Bonnie automáticamente paró de llorar, pues estaba demasiado sorprendido por la sinceridad del peliazul con él. Estaba muy sonrojado, y formó rápidamente una bella y hermosa sonrisa, que hizo que el peliazul le imitara el gesto, para luego abrazarle y ser correspondido.

- Así me gusta Bonnie, quiero que nunca dejes de sonreír- lo separó de él y se miraron a los ojos.

En cuestión de segundos, el estómago de Bonnie empezó a rugir. Bon intentaba guardarse la risa, y el pelimorado no podía estar más avergonzado... y rojo. El mayor lo recostó en la almohada de su cama y salió de la habitación sin decir palabra, dejando al pequeño muy confundido.

- ¿Qué... ha sido eso?- el pelimorado se volvió y tapó su cara con la almohada- ¡AAAHHH! ¡Qué vergüenza! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?- se sentó en su sitio y trató de regular su respiración- Ok, ok... respira, Bonnie... Además... Bon dijo que le gustaba mi sonrisa... nunca nadie me lo había dicho... realmente le importo mucho- se le escapó una sonrisa automática.

Volviendo a ser joven (BonxBonnie) [1° Libro]Where stories live. Discover now