En el mundo omegaverse diferentes historias se entrelazan a causa de los instintos dominando los razonamientos, la madre naturaleza es sabia, todo tiene un porqué, una razón de existir. Los omegas, betas y alfas reaccionan guiándose por su instinto...
YongGuk limpiaba la sangre seca de sus labio, su mirada continuaba fija en el elevador, unos metros a su izquierda. Después de ser sacado del departamento de su padre, llamó por teléfono a su asistente para que le ayudará a sacar a su progenitor de ese sitio. No dejaría otro segundo a YoungJae con ese monstruo. Los minutos pasaban lentamente, mientras el tiempo transcurría contacto a sus hermanos, sin dar explicaciones simplemente les solicito su ayuda, cada uno le debía favores que en ese momento estaba dispuesto a cobrarlos. La punta de sus dedos golpeaban la superficie de cuero del volante.
Pasado una hora observo como las puertas de elevador se abrieron para dejar salir al patriarca del Clan Bang, sus escoltas lo seguían. YongGuk emitió una mediana sonrisa, su secretario parece haber hecho un buen trabajo, su padre caminaba a toda prisa. Echo el asiento hacia atrás para esconderse, su padre era tan soberbio que nunca creería que su hijo predilecto pudiera planearle una trampa. Al ver a los autos escapar por la rampa salio del vehiculo, no sin antes tomar una medicina escondida en la guantera. Él también cargaba con suprimidores de celo.
Cuando arribó al piso descubrió que no se quedaron guardias escoltando el departamento, situación que le causó cierta paz. Ingreso la contraseña, en la sala encontró el desastre dejado horas antes, se guió por el pasillo para abrir la puerta de la habitación principal sin tocar, sus ojos se dirigieron al piso donde prendas se encontraban regadas, una botella de lubricante desparramada le causo asco.
—YoungJae.—Llamó al menor para acercarse, el mencionado se escondía debajo de las cobijas avergonzado, su ciclo de celo pasaba por el segundo día.—Todo va estar bien.—Le reconfortó depositando un beso en la frente. Bang de su bolsillo extrajo la medicina entonces Jae deslizó su pierna para dejarla a la vista, ahí clavo la jeringa para detener su estado.— Estoy aquí para llevarte a casa.—Volvió a besar su cabello negro trataba de imitar un tono de voz dulce para no asustarlo.— Nadie va lastimarte, no voy a permitirlo.
YoungJae balbuceaba tratando de formular las palabras de agradecimiento adecuadas pero el sonido desaparecía al escapar por sus desgastados labios, se encontraba agotado emocionalmente. Los hermanos se mantuvieron quietos por varios minutos. Había pasado mucho tiempo desde que se abrazaban de manera fraternal y honesta. YongGuk rego varios besos por el suave cabello, apretaba fuertemente los párpados porque las lágrimas amenazaban con escapar. Lo envolvió en las sabanas para cargarlo en sus brazos. YoungJae simplemente lo rodeo por el cuello con ambas manos, pegando su cabeza en el pecho, el peso provocado por estrés se diluía entre sus emociones cargadas de agradecimiento. Al sentirse a salvo cerró los ojos para dejarse llevar por el aroma de su hermano mayor. No tenía miedo, la paz lo rodeaba, era como flotar en las nubes.
—Gracias.—Alcanzó a pronunciar con tono voz, mordiendo su labio inferior.—Hermano.
El alfa mayor caminó en dirección al estacionamiento, sostenía fuertemente al menor, se aferraba a él con fuerza. Aumentaba la velocidad ya que en cualquier momento su padre podría descubrir la treta y volver. Acomodó al chico en el asiento trasero y arrancó el auto, estaba dispuesto a huir. Rescatar a YoungJae era un desafío directo a su progenitor, era la mecha encendida para una camino de pólvora que causaría a una gran explosión. Presionó el acelerador al fondo, la declaración de guerra fue iniciada y firmada por èl.
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