A Strange Tale 1 - Capítulo V

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Morgana caminaba por la calle Bleecker prestando atención a un pequeño mapa de la localidad. Tenía algunos días habitando en uno de los hoteles cercanos a susodicha calle, y sus constantes investigaciones sobre Strange no habían brindado frutos. Con una malteada en mano, le dio un sorbo y miró al frente de la calle y apreció a una pequeña jovencita empapada de cabeza a pies. Morgana prestó atención al cielo y estaba despejado, retomó la vista a la joven y luego miró a la parte alta de aquel edificio, creyendo que de ahí provino el agua que le empapó. La muchacha se veía furiosa, pateó la puerta y escuchó claramente las palabras que pronunció:

—¡¡Seguiré volviendo Doctor Strange!!

Blessing quedó paralizada por ello. Miró a la chica irse y tiró su malteada en el contenedor de basura más cercano. Cruzó la calle y se plantó frente a la puerta del 177A, deseosa de saber si lo que aquella chica gritó había sido realidad o su precipitada imaginación.

Ansiosa tocó la puerta y esperó por una respuesta que no llegó. Volvió a insistir, no paró de golpetear con la palma de su mano hasta que la puerta se abrió y frente a ella surgió Stephen Strange, quien le vio sorprendido.

—¿Morgana? —cuestionó impactado.

—Si Stephen —respondió con una ligera sonrisa—. Tanto tiempo. 

Morgana Blessing observó el lugar donde vivía Strange

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Morgana Blessing observó el lugar donde vivía Strange. Rústico, antiguo y el olor a incienso era penetrante; para nada eran los gustos de ese hombre, pero le llamaba su atención el cambio radical.

—Lamento no atender a tiempo tu llamado —habló mientras entraba a la habitación con una bandeja de té en sus manos. Ella volteó a mirarle—. Es solo que, he tenido ciertos llamados fastidiosos a la puerta.

—¿De una muchacha? —cuestionó.

Él le miró asombrado.

—Me temo que si —respondió, dejando escapar un amargo suspiró.

Strange colocó la bandeja en una mesa y comenzó a preparar el té, y sin descaro alguno Morgana analizó la vestimenta que llevaba y fijó su mirada en los guantes color mostaza. Strange notó los ojos curiosos de su amiga y la observó de reojo.

—¿Por qué no preguntas? —interrumpió.

Morgana parpadeó sorprendida.

—¿Perdón?

—¿Por qué no lanzas tus preguntas? —Insistió entregándole una taza de té—. Morgana, te conozco, tu naturaleza siempre ha sido el cuestionar, no por nada te convertiste en una reportera. Una gran reportera.

Ella aceptó la taza y tragó difícilmente.

—Stephen —soltó con una leve sonrisa—, a pesar del tiempo, me sorprende que me recuerdes, como en nuestro tiempos universitarios.

Strange sonrió y tomó asiento frente a ella.

—Morgana Blessing, la reportera audaz, sin escrúpulos, sin miedo. Jamás olvidaré esos tiempos —finalizó con una risa.

Las Extrañas Historias de una Joven Hechicera. 【E D I T A N D O】y【P A U S A D A】Where stories live. Discover now