CAPÍTULO 19:

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Por primera vez desde que podía recordar, a Tony no le quedaba nada que hacer.

El Milano fue puesto en piloto automático cuando Los Guardianes se retiraron por la noche. Ante una habitación vacía, Tony documentó los sistemas de control de la nave y luego regresó a la cabina que él y Stephen compartían. Este se había cambiado su ropa de hechicero y se encontraba flotando sobre la cama con las piernas cruzadas mientras las ondas de luz verde pulsaban en el Ojo de Agamotto. La puerta se cerró con un suave zumbido. No distrajo al Hechicero Supremo.

«Pronto-a-ser Hechicero Supremo», Tony se corrigió mentalmente, al igual que lo hizo Stephen cuando el millonario sacó a relucir su título antes. Este compartió una relación distante pero respetuosa con su predecesor y continuaría rechazando el título hasta que estuviera seguro de que ya podía ser considerado su igual.

Tony agarró su bolsa de artículos de tocador y corrió al baño. Afortunadamente el pequeño compartimento estaba vacío. Tony se dio una breve ducha, se enfundó en su ropa de dormir y luego se distrajo estudiando el sistema de recuperación de agua de la nave. Regresó a la sala con la cabeza llena de notas con Stephen, quien se mantuvo enraizado en su lugar. Eso fue... inusual. Ver múltiples futuros a la vez era agotador. Stephen prefería los viajes cortos pero frecuentes. Tal vez había elegido una línea de tiempo para ver en detalle. Estaban tan cerca del final del juego, después de todo.

Cuando Tony guardó en el lugar sus artículos de tocador, mientras la luz del Ojo de Agamotto disminuía progresivamente. Las tiras de metal que enmarcaban el iris se movieron y la Gema del Tiempo se selló de manera segura. Stephen abrió los ojos.

—¿Por qué no me dices lo que está pasando? —preguntó Tony—. En casa dijiste que no era el momento. Ahora estamos en una nave espacial alienígena, en dirección a la Gema del Alma. ¿Estamos en el camino correcto?

—Sí —Stephen se agachó y se acercó a Tony—. Hubiera intervenido si no lo estuviéramos.

—¿Qué se supone que debo hacer? —Tony levantó la barbilla. Su mirada se encontró con la de Stephen.

—Yo... no puedo decírtelo —Stephen intentó pasar junto a Tony, pero este último no se lo dejaría así nada más. Se colocó entre Stephen y la puerta y lo desafió a que lo moviera del lugar.

—¿Por qué no? ¿No es más seguro si cada quien conocemos nuestros roles?

—Una persona reacciona de manera diferente cuando no lo sabe —Stephen suspiró. Volvió al pie de la cama y se sentó—. He dicho en voz alta el resultado anterior. Todos esos futuros fracasaron.

Tony se unió a Stephen. La cama era estrecha, apenas lo suficientemente ancha para dos, no era que se quejara por ello. Tony sospechó que no iba a descansar nada esta noche.

—¿Cuánto me puedes decir? ¿Habrá una emboscada?

—No habrá enfrentamiento alguno.

De alguna manera, las buenas noticias no tranquilizaron en nada a Tony. Stephen había dicho que no habría enfrentamientos, por lo que no habría víctimas, pero Tony no podía quitarse la sensación de hundimiento de su pecho.

—Algo más está esperando —el pensamiento se deslizó de su boca—. Algo peor.

Stephen lo miró con un sentimiento que Tony no pudo descifrar. El hechicero rompió en una sonrisa, se inclinó hacia atrás y cayó sobre la cama. Stephen hizo una seña a Tony para que se uniera a él. El millonario suspiró con exasperación, pero Stephen levantó los brazos y el cariño en sus ojos era demasiado como para negarse. Stephen había tocado su nervio más sensible. ¿Cómo podía Tony negarle un acto de indulgencia tan pequeño?

"RENEW" (Renovar) - TRADUCCIÓN AUTORIZADAWhere stories live. Discover now