(32) ╋ Percepción Errónea ╋

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HEIST

El metal de la esposas molestaba contra la piel de mis muñecas mientras los oficiales me guiaban dentro de la comisaría.

Las miradas desconfiadas de todos los policías cayeron sobre mí en el instante que puse un pie dentro. Al parecer, lo de "inocente hasta que se pruebe lo contrario" no era algo que aplicaran en este lugar y no me sorprendía en lo absoluto. Mis ojos tuvieron la dicha de encontrarse con Leigh sentada en la oficina de uno de los oficiales, un vidrio transparente entre nosotros. Le sonreí abiertamente en vez de sacudir mi cabeza.

Escogiste mal, Leigh.

Los oficiales casi me empujaron dentro de otra oficina, pero esta no tenía vidrios, solo paredes grises y una mesa con dos sillas a cada lado, ¿una sala de interrogación? Bufé, esto era mucho más divertido de lo que pensaba. Me senté en la silla y puse mis manos esposadas encima de la mesa, por lo menos, habían tenido la decencia de esposarlas al frente.

Suspiré y me eché hacia atrás en la silla, cerrando mis ojos. La sangre seca sobre mi cabello y mi ropa tenía un aroma desagradable pero los policías no me dejaron cambiarme, necesitaban la evidencia. Un oficial alto de contextura física delgada y ejercitada entró, su cabello negro ya tenía unas canas, su uniforme tenía una placa diferente a la de los demás. De inmediato, le sonreí.

—Qué afortunado soy, me ha venido a interrogar el sheriff— mi broma no le hizo gracia.

—Heist Stein, ¿tienes idea de por qué estás aquí?— él se sentó al otro lado.

Me encogí de hombros.

—No.

—Leigh Fleming ha presentado una denuncia en tu contra por agresión, y nos ha contado muchas cosas interesantes.

No pude evitar soltar una carcajada. El sheriff ni siquiera parpadeó, parecía más enojado cada segundo.

—¿Agresión?

Vaya, Leigh.

—Así es, también nos ha dicho que tienes un cadaver en tu sótano y de ahí la sangre sobre tu ropa, ¿de quién es la sangre?

—No sé como las leyes funcionan en este pueblo pero—

—Responde la pregunta.

Torcí mis labios antes de tomarme mi tiempo.

—De un ciervo.

Eso le hizo poner los ojos muy grandes en sorpresa.

—¿Qué?

—Así es, me gusta cazar, sheriff, no sabía que eso era un delito.

Alguien tocó la puerta y un oficial le pasó una carpeta al sheriff antes de salir rápidamente. El sheriff ojeó los papeles y luego los dejó caer sobre la mesa.

Heist [Darks #1] [En librerías] ✔️Where stories live. Discover now