Capítulo 5

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Sí, había aceptado salir con Samuel.

A ver, tampoco como una cita ¿Ok?, pero necesitaba hacerme su amiga antes para... bueno, no iba a escribirle de pronto para invitarle al cumpleaños de "una amiga" ¿No? Así que había comenzado a contestar todos sus mensajes, las reacciones que dejaba en mis historias y de paso yo comencé a publicar más, entonces ahora aquí estoy... esperándolo.

Bueno, se supone que esta no es la salida en sí, esto es algo así como express, él me dijo que insistía porque lo del trabajo de fotografía que mencionó era algo urgente —o sea, lo del trabajo sí era verdad— y yo de paso quiero preguntarle cosas... digo, necesito conocerlo mejor. Es que a ver... quiero entender a Valentina... ¿Qué es lo que tiene este hombre? ¿Por qué se le ocurrió ponerle el cuerno a Nico... con él?

Otra cosa que por suerte solo estoy pensando.

Me estoy aburriendo. Un espresso cargado ya no es suficiente y ahora siento que necesito más para funcionar. No es culpa de Samuel, yo salí más de una hora antes porque necesitaba calma para conducir y llegué... con tiempo de sobra, pero al menos llegué.

Odio las citas.

Pero esto no es una cita... o eso espero.

Mi teléfono me anuncia un texto y veo que es un mensaje de Nico en el que incluye el lugar y la hora de la cita de mi abuelo. Mañana, dice mañana. De inmediato se lo envío a Francia, pero entonces me envía dos fechas más y me dice que cualquiera que nos funcione mejor. También le envío eso a Francia.

Le dejo un gracias al que él reacciona con un me gusta. De paso, le doy un vistazo a la historia que publicó hace un momento donde parece estar matando a un muñeco de boxeo, o lo que sea que es eso, también hay un segunda y en esta sí hay un hombre de carne y hueso que intenta derribarlo a él, pero no puede, es Nico que lo tira al suelo de una patada. Voy a comentarle un sarcasmo, pero me acuerdo que me ayudó a conseguir una cita para mi abuelo y se me pasa, dejo mi celular a un lado y veo mi reloj, de nuevo: Odio las citas.

Ya pasaron cinco minutos desde la hora que acordé con Samuel y a cómo se le ocurra plantarme...

No, no me plantó, ahora mismo está entrando a la cafetería y lo hace a toda prisa. En ese momento mira alrededor, parece estar buscándome. Yo no estoy en ninguna mesa, estoy en la barra. En el momento que parece que se saca el teléfono yo levanto la mano aprovechando que él mira en mi dirección y sí... me ve. A ver, yo soy malísima recordando caras, pero la de este tipo no se me olvida... digo, vi las fotos de él con Valentina unas diez veces... o más.

Me pongo de pie.

—Lo siento mucho. —Comienza a hablar. Otra cosa importante para mencionar: El tono de su voz es similar al de Nico. Valentina se parece mucho a esas personas que les gusta comer el mismo plato toda la vida. Ahora me da curiosidad por conocer a sus exs. —Tenía una cita con un cliente bastante platicador y no me di cuenta de que ya se me estaba haciendo tarde, espero no me hayas esperado mucho.

—No tanto, lo importante es que ya estás aquí. —El saludo de él es un beso en la mejilla, formal y educado. Lleva un traje azul, con corbata gris. Extiende su mano hacia una mesa que está cerca de la ventana y tira de una silla para que yo me siente.

—Perdón si insistí mucho, pero no te voy a quitar mucho tiempo ¿Ok? La cuestión es que la revista de este amigo que te comenté está en apuros y necesitan una fotógrafa para ya. —Toma el lugar frente a mí en el momento que camarero se acerca, él le dice que solo quiere un café y yo menciono que ya me tomé lo equivalente a dos antes de que él llegara. Él esboza una sonrisa y cuando el joven se va continúa: —Las chicas especificaron que prefieren trabajar con una fotógrafa, pero no podía enviarte con él sin antes hablar contigo y preguntarte si te sentirías cómoda.

Bendito Karma © (En Proceso)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum