Capítulo 10

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Nadie debería confiar en Nico.

Eso es algo que yo ya sé y me lo voy a tatuar, será mi primer tatuaje «nunca confiar en Nico», es que a ver... Nico es... no sé cómo describirlo, pero a veces está tan tranquilo merodeando por ahí y de pronto suelta:

—Sí, estamos perdidos.

Y ahora no sé si estamos perdidos o no, o si es otra de sus bromas ¿Sí vamos a morir en una cueva? ¿O solo le divierte la preocupación de los demás? Ya no sé si ponerme a pensar en mi muerte, pero por si acaso ¿Cuál es la causa más probable de muerte dentro de una cueva? ¿Pueden los murciélagos devorar seres humanos? Hago memoria cuando fue la última vez que me pusieron la vacuna antirrábica. Estoy pensando mil cosas y lo único en lo que puedo concentrarme es en que mis últimas comidas en vida serán barras de nueces, manzanas y agua.

¿Por qué no me traje unos takis fuego?

—A ver ¿Sí nos perdimos? ¿O es otra de tus bromas? —Se lo pregunto en un susurro, qué suerte que no le he visto la cara desde... bueno, pero de todas formas estoy tomada de su brazo, porque perderme sola debe ser más aterrador. Él está apuntando el mapa con la linterna y después busca algo en la pared donde hay jeroglíficos, creo que significan algo para salir de aquí, es cómo un acertijo y, repito, ¿quién disfruta su tiempo libre pensando en cómo salir de una cueva?

—Sí y no. Creo que es al sentido contrario... y si no es así, entonces sí estamos perdidos.

—¿Cómo? ¡Me dijiste que tú sí sabías como salir de aquí!

—Sí, eso fue antes de que me desorientaras.

—¡Ah, mira! ¿Ahora es mi culpa? Fuiste tú quién me puso contra la pared y me...

—Oigan... estoy aquí. —Alguien interrumpe aclarándose la garganta, se me había olvidado de que hay más personas, aunque se suponía que ellos estaban buscando una salida por otra parte. El tipo que hace videos de Muay Thai con Nico enciende su linterna y dice: —Solo necesito ver el mapa.

Yo mejor me suelto del brazo de Nicolás, de paso tomo la chaqueta que tiene amarrada en su cintura porque necesito sentarme y ni modo que ponga mi trasero así nomás en un lugar desconocido. Me quedo cerca, claro; porque si ellos no pueden salir de aquí, mucho menos yo y yo ni siquiera sé cómo mantenerme viva en estos lugares. Tiendo la chaqueta de Nico y me siento, también me doy cuenta de que están llegando los demás... lo que significa que oficialmente estamos perdidos.

Esta es la última vez que a mí alguien me saca de mi casa a las cuatro de la mañana para ir a escalar una montaña y después meterme en una cueva.

Una de las dos chicas, la rubia de las Artes Marciales Mixtas, se sienta a mi lado, ella está usando la linterna de su teléfono y me entrega un sándwich, dice que es pan integral, pavo y no sé qué más, al menos moriré como una persona saludable.

—¿La estás pasando bien? —¿Parezco alguien que la está pasando bien? Bueno, literalmente no puede verme la cara porque solo nos iluminan un par de linternas, pero desde que vine aquí debe saber que esto no es lo mío. —Para ser tu primera experiencia, ha sido buena.

Y yo miro alrededor por si le está hablando a alguien más.

No, al parecer sí es a mí.

—Claro... —respondo con sarcasmo— supongo que las experiencias cercanas a la muerte son gratificantes.

—Ha habido escenarios peores, lluvias torrenciales, deslizamiento de tierra, caminar con el agua hasta las rodillas. Es divertido.

¡Dios! Con qué clase de personas me estoy juntando. Y se acerca la otra chica y le pregunta a la rubia:

Bendito Karma © (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora