Capítulo 6

8.2K 1.1K 598
                                    


Hay cosas en esta vida que deberían estar prohibidas.

Una de esas es dejar a Nico entrar a tu habitación, permitir que se acueste a tu lado, que pase sus dedos por el interior de tus muslos, que se quite la ropa y que la luz que entra por la ventana refleje cada uno de sus tatuajes, que se deshaga de todas tus prendas también, que lleve sus labios a tu boca y se acomode entre tus piernas. Todo Nico en realidad debería declararse como algo prohibido, mucho más si comienza a besarte el cuello, después el pecho y por último el abdomen. Se me escapa un gemido cuando vuelve a mi boca y lo siento justo ahí en mi entrada. Empuja su cadera hasta estar completamente dentro de mí, sus movimientos son pasionales, ardientes y cada vez más rápidos, firmes y envolventes, todo mi cuerpo se electriza solo con la idea de tenerlo así sobre mí, que su mano esté acomodando mi pierna sobre su hombro, que su lengua esté jugando con la mía y...

Me despierto.

Me incorporo sobre mi cama con la respiración a mil y el corazón latiéndome fuerte ¿Qué carajooo? ¿Qué carajo? Me pongo de pie de un salto y despejo las cortinas para que entre suficiente luz, también abro la ventana para tomar una bocanada de aire fresco, cierro los ojos y las imágenes de la pesadilla vuelven a reproducirse dentro de mi cabeza... las manos de Nico sobre mis piernas, su cuerpo encima del mío, él dentro de mí...

—Hijo de su... p... madre.

Cierro la ventana de golpe y me voy directo al baño a tirarme toda el agua helada que pueda en la cara. No puedo creerlo. Camino a la cocina y me bebo de un sopetón toda el agua de una botella. De regreso a mi habitación, corro las cortinas de mi balcón y no puedo evitar darle un vistazo al apartamento de Nico, no parece haber ni un alma en pena ahí, digo... cuando está Nico las cortinas están arriba. Vuelvo a mi alcoba y al tomar el teléfono me aparece su nueva foto de perfil y es la que se tomó en el gym el otro día, mejor dejo el celular a un lado.

Escucho que tocan mi puerta, de camino a atender pregunto quién busca y la voz de Francia es la que me responde del otro lado. Arrugo el entrecejo y abro:

—¿Qué haces aquí tan temprano?

—¿Temprano? Son las diez, me dijiste que pasara por ti a las diez.

—Ah, carajo. —Entonces la dejo que pase y me voy directo a mi computadora que está sobre el sillón. —Tengo que enviarle las fotos a Andrea ahora mismo.

—Oye, tienes unos vecinos bastante horny aquí.

—Ah sí, me dormí anoche escuchando como pegaban la cama contra la pared. —Ok, ahora lo entiendo. —¿Sabes? Creo que por su culpa soñé bastante raro ayer ¿Alguna vez has tenido sueños eróticos con alguien que conoces?

Parece pensarlo.

—No sé, nadie nunca me ha gustado tanto.

Y la miro.

—¿Qué dices?

—Además que... dicen que cuando tienes sueños así es porque un íncubo te visita, toman la forma de alguien que te gusta, te cogen y ya. No lo sé, lo leí en Google.

—¿Qué... —Y abro el navegador para buscar lo que me dijo. Entre más leo, más pánico me da. —...diablos?

Creo que mejor voy a dejarlo así.

—¿Por qué? ¿Con quién tuviste un sueño así?

—Con nadie, solo preguntaba.

—No me digas que Benjamín...

—¡Puaj! No... —Y antes que me pregunte más, yo suelto: —Trabajaré en una revista porno, por eso te pedí que si podías llevarme, acepté la oferta y ahora tengo que ir a firmar el contrato. Trabajaré este fin de semana en todo lo que tengo pendiente, incluyendo tus fotos; e inicio con ellos el lunes.

Bendito Karma © (En Proceso)Where stories live. Discover now