Capítulo treinta y cuatro | Somebody else

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—¿Y bien? ¿Elegiste un tema?

—Es más complicado de lo que pensé, no creo que tenga un tema en especial; solo son mis trabajos hechos en un momento de aburrimiento—le dio un vistazo a los planos que tenía sobre la mesa y que había observado durante los últimos cuarenta minutos—: ¿Y si solo lleva mi nombre? —acomodó mejor el teléfono en su oreja y regresó el chupete a la boca de Eleanor después de que se saliera mientras dormía pero que de inmediato lo buscaba moviendo sus labios como si aún creyera que lo tiene ahí.

—¡Azul! —habló Beth al otro lado del teléfono—. Casi todas las pinturas que quieres mostrar tiene azul como un color dominante, ¿puedes pensar en algo relacionado con ello?

—Lo haré—dijo—. Silver me dio sus dibujos sobre cómo sería la decoración de cada uno de los lugares que visitamos... y me sigue agradando la idea de que sea en la azotea del edificio—rio—, siento que se ve más íntimo y acogedor—tomó el dibujo de Silver donde mostraba una parte de la azotea, simulando como sería la exhibición si se llevar a cabo en ese lugar y detrás de éste había un plano con medidas del lugar y la perfecta distribución de las obras ahí—. Solo necesitamos la mesa de la cocina para aperitivos, luces de navidad como decoración y el dinero que ocuparíamos para rentar un lugar lo puedo utilizar para comprar soportes para los cuadros. ¿Qué te parece?

—Es tu decisión, lo único que tienes que asegurar es que haya buen clima ese día.

—Es primavera, quiero creer que Vancouver no se pondrá a llorar ahora—miró de reojo a Eleanor, quien seguía durmiendo en el portabebé que estaba sobre la mesa justo al lado de todos esos dibujos.

—¿Y si hay espacio para tus invitados?

—Es un lugar grande. Invité a mis amigos, los chicos invitaron a los suyos y tú traerás a tus conocidos... Si hay al menos cinco personas más que nosotros, me basta.

—Dejaré volantes en el museo.

—Y los chicos en sus facultades, Oliver insistirá cada noche cuando se vaya a presentar... Wow, creo que me estoy poniendo nervioso.

—Y es muy tarde para retractarte—rio—. ¿Quieres salir hoy? Despejarnos un poco de todo esto, te invitó una ronda de alitas picantes.

—Uh, no creo que pueda. Sue regresó a su trabajo hoy y tengo a Eleanor esta noche.

—Bien, entonces tal vez pase por allá y las lleve.

—Esa idea me gusta.

—Bueno, te veo en unas horas. Adiós, Fred.

—Adiós, Beth—pronunció un tanto perdido en ese momento y esperó a que ella terminara la llamada antes de dejar el teléfono sobre la mesa—. ¿Tú si vendrías? —preguntó a Eleanor, pero obvio que ella no respondería, aun así rio.

Sí, era un poco más grande y ya había abandonado un poco su faceta de bebé irreconocible pero seguía siendo muy pequeña como para poder interactuar mucho con ella. Podía verse a simple vista que los genes de Sue habían ganado en la mayoría de las cosas: la nariz, sus labios, la forma de sus ojos, hasta la forma en la que sonreía al dormir marcándose un par de hoyuelos en sus mejillas, idénticos a los de su madre. Pero el cabello parecía ser más claro de lo que Sue lo podría tener y eso lo consideraba una victoria para él aunque eso podía cambiar al paso del tiempo al igual que ese tono grisáceo en sus ojos que parecía no irse.

De igual manera, tenía frente a él a una niña de gordas mejillas rosadas, con un ligero y casi tan ridículo disfraz de zorro como pijama y que, cada vez que estaba despierta, abría su boca como si le emocionara el solo escuchar su voz. Lo cual comenzó a considerar como una de las mejores cosas que jamás imaginó.

Todo lo que quiero [ACR #2]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ