XIV. ÍNCUBO

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Corvo había estado estudiando varios de los planos que Garrett guardaba en el barril. Especialmente, el del cuartel de la guardia. Sabía cómo era por dentro y durante un rato estuvo espiando los movimientos de sus ocupantes desde un tejado cercano, comprobando que dentro sólo había once hombres: uno de ellos en el despacho superior, dos sentados a una mesa en la planta baja, donde otros dos habían sustituido a los que mató en la puerta el día de la borrachera. Seis más en el sótano, separados con una disposición peculiar: celdas. El resto estarían de patrulla o a las ordenes del juez. Entrar con sigilo hubiera sido complicado, forzar la ventana de la planta superior y hacer chillar al comisario para atraer la atención de los otros cuatro fue un juego de niños. Los escuchó correr escaleras arriba y se agazapó tras la puerta. Los dos que entraron primero cayeron gorgoteando por el filo de la espada, los de la entrada al menos dieron pelea al flanquearlo cuando salía, convirtiendo todo el acto en algo emocionante y satisfactorio. Al acabar se tomó unos minutos para eviscerarlos a todos y mezclar las tripas por la habitación, de forma que no se pudiera decir cuales pertenecían a quien. A punto estuvo de vomitar, incluso con la máscara protegiéndolo del olor. ¡El destripador de Dayport! Ya podía haber sido el desnucador, o el corta gargantas. Y todavía se sentía agradecido porque no hubieran elegido "el despellejador".

Cuando bajó a la zona de las celdas los presos habían escuchado el jaleo y estaban alterados, pegados a los barrotes. Al entrar, cinco de ellos se alejaron hasta pegarse en la pared contraria como si hubiesen visto al mismo diablo. Si, a Corvo no le extrañaba. Hasta el visor de la máscara tenía una fina película líquida que le hacía ver todo en rojo. El último, único ocupante de su jaula, solo dio un paso hacia atrás, dudoso.

El asesino les ignoró y buscó la tablilla donde estaban anotados sus casos.

Hilda y Casimir Berrycloth. Atraco. Portar armas sin permiso. Aborto. Pendientes de juicio.

Orville Culpepper. Estafa. Falsificación. Pendiente de juicio.

Isaiah Barbrow. Embriaguez. Desacato. Lesiones. Atentado contra la moral religiosa (blasfemias).

Silas (sin apellido conocido). Asesinatos. Lesiones. Lesiones a miembros del orden público. Amenazas e injurias. Reincidente. Pendiente de traslado a prisión, condena a muerte.

Las anotaciones de este último estaban firmadas por el propio juez. Corvo le echó un vistazo furtivo y encontró que él también le miraba, con más curiosidad que preocupación. Agarró el grueso llavero que colgaba de un gancho.

—Muy bien —tiró la tablilla sobre el escritorio. —Señores, señora, voy a abrir sus celdas. Una de estas llaves abre también el almacén, donde podrán recuperar sus pertenencias y armarse con el arsenal de la guardia. Les recomiendo llevarse todo lo que puedan cargar, si lo tienen ustedes no lo tendrán ellos. A cambio solo pido un pequeño favor. Durante las siguientes noches, se ocuparán de romper cristales, destruir mobiliario urbano y pintar en las paredes, especialmente en el barrio rico, la frase "Mañana vendré a por ti". Vendré se escribe con uve. Letras grandes. Pintura roja. Cada cual en la medida de sus posibilidades, sin tomar riesgos innecesarios. En definitiva, generar todo el caos que puedan en la ciudad.

—¡Pero las calles están llenas de guardias! —exclamó la mujer, su voz casi apagada por el murmullo de los demás.

—Pues tened cuidado, no es mi problema. Conozco los nombres de todos... y me aseguraré de que cumplís nuestro pequeño pacto. ¿Alguien no está de acuerdo?

Silencio absoluto.

Corvo asintió y abrió dos de las celdas. Los reclusos salieron corriendo a toda prisa, resbalando en la sangre de sus pisadas. Tuvo que hacer tintinear las llaves del almacén para que uno de ellos volviera y se las arrancara de la mano como si temiera tocar a un leproso. Sonriendo bajo la máscara, se acercó al último, que no había dicho palabra y apoyaba ambos brazos en los barrotes con una mueca que intentaba ser socarrona pero solo parecía tensa. Le sacaba media cabeza al asesino. Calvo, mandíbula adelantada y brazos como columnas.

Lo que es tuyo, es mío [CorvoXGarrett] [Dishonored/Thief]Where stories live. Discover now