XII. CASTIGO

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La noche en la que Corvo lo violó por primera vez, dijo que toda acción traía consecuencias. La pregunta que Garrett se hizo al llegar a la base de la Torre del Reloj, fue: ¿estaba preparado para afrontarlas? La ausencia de respuesta lo mantuvo plantado bajo la gruesa lluvia y los furiosos truenos un largo rato, mirando hacia arriba en silencio, temiendo el momento de empezar a escalar por las piedras.

Por lo pronto, había logrado reunir bastante información valiosa sobre Garvan y Soraya Varen de Tyvia. Dos hermanos mellizos que sirvieron en la armada, ella en el servicio de inteligencia, él en un buque de guerra. Oficiales de alto rango, escalaron en la jerarquía militar después de servir en combate siendo muy jóvenes. A él lo expulsaron del ejército con deshonor por sus bárbaros métodos de interrogatorio y ella, al parecer, desapareció de los registros nacionales como si nunca hubiera existido después de descubrirse que formaba parte de un de grupo radical formado por asesinos organizados, llamado los Balleneros. Por lo que Basso había podido investigar, podrían haber estado relacionados con el asesinato de la Emperatriz Kaldwin, la protegida de Corvo. Ahora, tal y como les había dicho el marinero, eran dos reconocidos cazarrecompensas que recorrían Pandyssia persiguiendo exiliados, políticos y ex-convictos fugados o peligrosos a cambio de grandes sumas de dinero. Su infalibilidad era sobresaliente. Dos asesinos expertos que formaban un buen equipo, siendo ella el cerebro estratega y él el sádico y sanguinario experto en combate. En palabras de su ebria fuente, él no era ni muy listo ni muy tonto, y ella era una astuta vívora a la que no se debía subestimar.

Si Will no había exagerado demasiado el relato, al parecer tenían el inoportuno don de aparecer cuando nadie les esperaba, como si tuvieran ojos y oídos en todas partes. Ella, además, parecía ser capaz de encantar o invocar a las ratas de un modo similar a cómo lo hacía Corvo. El joven ebrio habló de torturas en las que ella las usaba, colgando a la gente del techo y dejando que los roedores la devorase en segundos. Todo ello cuadraba con las posibles marcas que el marinero había mencionado en la taberna.

Las conclusiones a las que Basso y él habían podido llegar era que Soraya Varen se había impuesto con sus artimañas al Juez Bloumont, autoinvitándose a vivir en su casa hasta acabar el trabajo. Entre tanto, Soraya se había hecho con el control de la Guardia a través de Bloumont, de modo que ahora tenía ojos, oídos y espadas por toda la Ciudad. Mientras su hermano la ayudaba a mantener la disciplina y asegurar que ninguna voz se alzara contra ella; Soraya también se había convertido en la escolta personal de Withlock, a la cual parecía haber convencido también de quedarse en la mansión fortificada del juez temporalmente, como invitada de honor. Por ende, ahora también tenía potestad sobre los próximos titulares que coronarían las portadas de los periódicos.

En resumen, los dos hermanos se estaban haciendo con el control de La Ciudad.

"Y ahora, ¿cómo voy a contarte todo esto?", se preguntó el ladrón, tragando saliva. Seguí allí abajo, con el agua impactándole en la franja de cara que quedaba al descubierto entre la máscara y la capucha, descorriendo el carboncillo que oscurecía el contorno de sus ojos.

Sabía bien que el asesino no iba a quedarse de brazos cruzados después de lo que le había hecho. "Pero no había otra forma...", se repitió por enésima vez. No había podido dejar que Corvo se expusiera de aquella manera, huir habría sido un error garrafal por su parte, como lo hubiera sido tirarse de cabeza a matar a Withlock y Bloumont sin entender por qué le buscaban. Empero, dudaba que el malhumorado isleño fuera a compartir su punto de vista. De hecho, se esperaba que le hiciera pagar muy cara su osadía. Aquello le aceleró el corazón en una vorágine mezcla del miedo y la anticipación.

Finalmente suspiró, alzó la mano y emitió un agudo silbido para que Erin, la urraca de Basso, se dejara caer con un aleteo desde el tejado de la Torre del Reloj. El obediente animal había esperando allí desde que él se había marchado. Aleteó para posarse en el brazo extendido del ladrón y le picoteó el borde de la capucha.

Lo que es tuyo, es mío [CorvoXGarrett] [Dishonored/Thief]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora